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Santos Inocentes
28.12.08 | José M. Jiménez Migueles
Una persona que se cree director de una banda de música y que jamás fue a la mili, aunque sí que besó la bandera, ¡santo inocente!. Otra persona que lucha constantemente por levantar una hipoteca que se lleva más de la mitad de su sueldo, pero que no duda en vestir de flor la habitación de su embarazada favorita. Un padre que deja el tabaco y una madre que por meses abandona la peluquería para que sus niños tengan un regalo que abrir en el día de Reyes. O aquella que lo daría todo por un beso, por un arrumaco, de aquel que tan lejos lo ha mandado el destino para tener algo que masticar para sobrevivir. O ese que durante un día entero es incapaz de componer dos versos para una niña que termina disimulando que el poema del primer aniversario ya lo leyó en las clases de Literatura. O esa pareja que guarda la discografía de Bunbury en el coche, refugio de tantas noches de amor. Bendita inocencia.
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...se fue
27.12.08 | Antonio Ramón Jiménez Montes
Dicen que si no fuera por los niños probablemente estas fiestas se habrían convertido en un reclamo comercial más. Y es que, sí, nos hacemos como niños para sentir la Navidad, pues cómo decía un amigo, "se produce una regresión a la infancia, a la luz de elementos como el árbol, los adornos, los regalos y las figuras del Portal de Belén, siendo propensos a experimentar sensaciones que tuvimos de niños, como la alegría o la magia, que se matizan, ya de adultos, con un poco de soledad, lo que provocan que nos pongamos nostálgicos".
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¿Es AECA., Dios?
24.12.08 DESDE LOS MIRADORES | Rafael Valentín Villar-Moreno
Esta pregunta me la hago con alguna frecuencia, o sea cada una de las veces que la citada organización empresarial es nombrada en los Plenos Municipales. Resulta obvio que dada esta dinámica era previsible que en el de los Presupuestos tampoco faltaran las alusiones a la tan citada AECA.
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Una canción cruel para Aznar
23.12.08 LA VENTANA DEL MEDIO AMBIENTE | Mateo Olaya Marín
“No creáis nunca lo que dicen por ahí. Cualquiera puede escribir y decir lo que piensa, sin pensar. Una ocurrencia, un rumor, un tostón filosofal, una línea sacada de contexto. Es un buen pretexto para poder lanzar tu arma arrojadiza contra el resto de la humanidad”.
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La mujer de los calcetines negros. (Pequeña historia de invierno)
23.12.08 EPOPEYA | Eduardo Luna
Lo que no se compra no nos ayuda a existir. Ese era el slogan de una de las tiendas de lujo que ocupaban la gran avenida de la ciudad y por la que transitaban más de cincuenta mil personas a diario. El ruido incesante de los coches y el humo de los puros de los ricos que humillaban con su mirada a los indigentes que regentaban su manta y su cartón de hojalata se mezclaba con una extraña sensación que hoy, hacía presagiar la mejor de las historias. Eran las nueve de la noche de un invierno desolador y helado, las escaleras de Epopeya se convirtieron en pocos días, en un hervidero de personajes que vagaban con el corazón en venta por los raíles de lo que un día fue un sueño de progreso. El Cristiano sonreía cada vez que alguien tenía la fortuna de entrar al servicio que gobernaba con la derecha y con la izquierda. Cutty, llevaba semanas sin aparecer y los ecos de su saxofón envolvían las luces tenues de aquel antro de lujo. Todos allí como una gran familia, pero había algo que no me cuadraba en todo aquello, al fondo de la vía, a unos cien metros de la entrada una especie de casa sin cimientos, se alzaba valiente entre la oscuridad. Pregunté a los chicos y lo único que supieron decirme es si quería un poco más de ginebra pero ni el estómago ni el ánimo me hacían pensar en otra cosa. Me dirigí hacía ese espacio de luz de vela y encontré a una mujer de unos setenta años, con unos ojos verdes y unas manos rotas que encogieron hasta mi cuenta corriente secuestrada por el diablo financiero que asolaba el país. Al verme, preguntó que si quería algo con una voz suave y aterciopelada y dije: No, no, sólo sentía curiosidad y me acerqué a ver que ocurría.
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Buenas tardes, Cristina...
13.12.08 | Antonio Ramón Jiménez Montes
"... que siga usted haciendo obras tan buenas". Fue la frase que utilizó el Cardenal Cañizares al despedirse de su entrevistadora Cristina López en la COPE. No soy muy adicto a escuchar esta emisora, sobre todo cuando sale a las ondas ese innombrable periodista de cuyo nombre no quiero ni acordarme. En esta ocasión me interesaba conocer algo más sobre el reciente nombramiento de Cañizares como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino en Roma.
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VALENTIN ANDRES ALVAREZ
12.12.08 | José Peña González
La Fundacion BANCO SANTANDER en su meritoria tarea de recuperar la obra de egregios españoles, tan excelsos como desconocidos escritores en muchos casos, acaba de presentar la obra literaria de D. Valentín Andrés Álvarez, eminente catedrático de la Universidad Central a la que llega desde su Universidad de Oviedo. Quienes tuvimos la suerte de conocerle y disfrutar de sus lecciones de economía en el viejo caserón de San Bernardo, no ha dejado de sorprendernos la obra literaria del viejo maestro.
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Prime time
09.12.08 EPOPEYA | Eduardo Luna
Su voz, desnudaba al aire sin ningún tipo de contradicción, encendías la radio y ella estaba allí, pensando por momentos que nadie la escuchaba, que todo era un ir y venir de minutos desordenado dónde endulzar las mañanas, que nunca la iban a despojar de su amor desenfrenado por la audiencia, ella amigos es, Gisella Lukas. Llevaba más de veinte años en la profesión y la radio de la ciudad le rendía pleitesía cada vez que daba su particular buenos días a las ocho de la mañana. Su dial era, el dial de la comprensión, la humildad, la modestia y el punto del aparato receptor dónde sin darte cuenta contabas tu propia historia mientras desayunabas. Es una gran compañera de profesión, a veces cuando la tuteo siento miedo pensando que algún día se atreva a contar nuestra confesiones mojadas en un café americano, pero espero que nunca sea así aunque la rabia en algunos momentos, conociéndola, así se lo dicte. En nuestra última cita en la Hacienda del Café, una cafetería dónde los bohemios de la ciudad pintaban sus cuadros en las paredes y los poetas daban las últimas pinceladas, me contaba Gisella que uno de sus compañeros más cercanos estaba en una situación límite debido a las presiones que estaba recibiendo por parte de la dirección de la empresa.
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El cartel de la Semana Santa
08.12.08 | Jose M. Jimenez Migueles
De sobra es conocido por todos los que me lean (tampoco creo que me aguanten muchos, la verdad) que me gusta la Semana Santa. Y me gusta mucho. De hecho, tanto vivo una de nuestras más antiguas tradiciones que soy capaz de sublimarla y mitificarla en grado sumo, cuando en la mayoría de los casos acaso no lo merezca. Pero sí. Me encanta. Y soy capaz de juntarme con mi amigo Mateo y escribir un canto fúnebre por el llanto candente del tercer cirio empezando por la izquierda de la candelería de los Dolores, o dedicarle un epitafio al pétalo que fenece al paso de la Soledad, o glosar las maravillas del paso racheao. De cualquier cosa.
Por eso también me duele. Y por eso suelo ser, a veces, tan rancio, tan crítico, tan cruel con lo que no me gusta de la misma. Y como soy así, y no me lo puedo remediar, no tengo más remedio que comentar el excesivo deterioro que las artes plásticas de la Semana Santa de Cabra están produciendo por culpa de Hermandades que pretenden hacer maravillas con 4 euros. Y para eso, den cabida a imagineros, tallistas, bordadores y doradores de poca monta que no hacen sino desvirtuar la calidad de nuestros cortejos procesionales, produciendo el sonrojo de muchos que consideramos que éste debe ser un aspecto importantísimo a tener en cuenta por cualquier hermandad. Y no vengamos con el rollo de que la labor cofrade es la evangelizadora y no la artística, que las mejores obras de arte de nuestra Semana Santa se produjeron hace siglos, en plena efervescencia religiosa, quedando demostrado así que no tiene nada que ver lo formal con lo profundo, sobre todo en una tierra, Andalucía, donde la fe siempre ha sido acicate para expresar lo mejor de nuestras voluntades artísticas.
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Crucifijos en las aulas
04.12.08 | José M. Jiménez Migueles
Basta hojear cualquier periódico para comprobar la ingente polémica que se ha originado por la presencia o ausencia de crucifijos en las aulas. Y basta con saber qué cabecera enmarca el diario para adivinar las conclusiones de cada uno de los que firman los ejemplares con mayor repercusión a nivel nacional.
Y asi seguimos, fomentando la idiotización de una sociedad que cada vez responde más a los criterios que les marca el partido político al que pertenecen o el medio de comunicación que diariamente les ofrece las claves más acertadas de pensamiento, por lo que hoy día lo frecuente es encontrarnos terulias donde se debate con mucha más intensidad si es conveniente o no quitar los crucifijos antes que analizar aspectos de la sociedad que deberían tener mucha más trascendencia.
Y qué quieren que les diga. Estoy de acuerdo en que se tienen que quitar los crucifijos de las aulas. Vivimos en un Estado aconfensional en el que ninguna religión debe imponerse a la otra y no veo necesario la incorporación de este símbolo (quizás uno de los símbolos más representativos de toda la Europa Occidental) en clases de Historia, Física, Lengua o Matemáticas. Es así de claro y contundente. Me sobran decretos, citas célebres, artículos de Sopena y Losantos y demás leyendas populares para llegar a esta conclusión.
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