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MÁS MADERA
03.05.10 - Escrito por: Jesús Gómez Medina
 A veces uno queda estupefacto y sumido en cierta sensación de impotencia como si de un pececillo que flota en una marejada oceánica movida por fuerzas subacuáticas realmente poderosas y siempre camufladas, se tratara.
En estos días en que aparecen por doquier debates entre candidatables por aquí manejando cifras de paro como si las estadísticas no escondiesen sangrantes dramas familiares y se tratase de datos de un simple problema económico de primero de carrera. En ese pulso entre Vicepresidenta Económica y Ministro de Trabajo contra responsables de economía de la pertinaz oposición -alguno con nombre de pueblo cordobés; o por acullá, al otro lado del Canal de la Mancha, donde el heredero en el gobierno de la sonrisa más brillante del trío de las Azores se debate con un conservador de nuevo cuño ( pero antiguas ideas) y el novato Clegg que pretende pescar en río revuelto.
Se me antoja que todos ellos no son sino pescadores que achican el propio barco pesquero ante la tormenta generada por otros. Como en tantos casos, las consecuencias llegan a sacudir a los más débiles y la cadena económica europea se empieza a resquebrajar por su eslabón más débil: Grecia. Economía europea varada en puerto desprotegido pues el remolcador alemán tiene pereza en acudir al rescate de la nave griega.
Y es que ahora que está de moda el mito de Perseo en las salas cinematográficas cobra importancia ese liderazgo que corte la cabeza de la medusa bursátil, con múltiples cabezas serpentinas y que convierte en piedra a quien ose enfrentarse a los lobbys que pretendan limitar la capacidad de las entidades para operar con fondos especulativos, esos que tantos millones dan a las cuentas de estelares inversores como Warren Buffet o entidades como Morgan Stanley , Goldman Sach y secuaces.
La sospechosa connivencia o indiferencia entre quienes deben regular mediante leyes , desde el senado o congreso americano y los bancos de inversión crea un panorama lleno de falsas declaraciones de una parte y de otra. Y es que frente a la aparente imagen de limpieza de la casa, queda el contrapeso de los lobbys financieros que como buenos tiburones no desean soltar la presa rica del modelo económico capitalista salvaje ( llamado eufemísticamente “ liberal” ). El mismo que por estos lares no dudara en vender las joyas de la corona de nuestro país ( léase Repsol o Telefónica) para obtener pingües beneficios con los que sanear las cuentas estatales y de paso colocar amiguetes y cercanos en consejos de empresa con su consecuente cuota de poder. Esa que también se afanan por mantener en otros sectores como el judicial. De ahí que salgan ampollas a quienes se oponen por ejemplo a la actualización de los obsoletos tribunales superiores cargados de eminencias adscritas a una u otra ideología- a diferencia de los magistrados de otros países donde son vitalicios y pretendidamente desvinculados de militancia propia pues su ejercicio excede en el tiempo de la cambiante circunstancia de la alternancia política en el poder.
Son fenómenos similares a la catástrofe que estos días aqueja a las costas del sur de Estados Unidos, donde el ansia económica de las empresas petrolíferas acaban por generar efectos colaterales en forma de marea negra que acaba afectando hasta al más pequeño de los microorganismos de las- hasta ahora- límpidas reservas naturales costeras.
Dudo mucho que tras tal catástrofe la “BP”, empresa responsable del desaguisado, ceje en su empeño de seguir sacando oro negro del fondo del mar- pese a los demostrados riesgos- . De igual manera, embargándome por un pesimismo tan negro como el crudo vertido – y que seguirá vertiéndose al pairo de las corrientes oceánicas- pienso que los tiburones de Wall Street y demás bolsas del mundo no soltarán la presa así como así. Ya hoy día se habla de un refundamiento del capitalismo ( ello pese al dinero público gastado en salvar sus cuellos) y tras las olas de destrucción de empleos que han producido en casi todas las costas del mundo. Solo el gigante chino parece tener estómago lo suficientemente grande como para que la indigestión bursátil no degenere en úlcera económica.
Lo cierto es que ese tsunami aún sigue anegando a Europa, teniendo Grecia el agua hasta el cuello y a la espera del salvavidas europeo. A varios países al borde del cambio de gobierno con las oposiciones sentadas en una silla esperando ver el cadáver del ejecutivo de turno pasar por la puerta de sus casas arrastrado por las cifras del desempleo y las revueltas obreras- pues clamar es el único amparo de quien como siempre paga los cristales rotos por otros .
Y es que al ciudadano común escapan los pulsos de poder internos de órganos judiciales superiores o de instancias bursátiles y gabinetes económicos de altas empresas – asesoradas por los abogados mejor pagados de los países- y los menguantes despachos de altos cargos institucionales.
Grecia ya ha dado la receta de su adelgazamiento: la eliminación de gran parte de su funcionariado, así como la congelación de sueldos de trabajadores. Recetas que no nos son desconocidas y que muestran que de una manera u otra las consecuencias del desbarajuste de unos privilegiados las acabamos pagando todos. La misma receta que aconsejan los conservadores de por aquí.
Ante semejante desbarajuste, me asalta una cuestión: ¿ Podrá Obama con los Goldman Sach y demás especuladores ?¿ Se hará lo propio en la descabezada hidra europea por parte de la Merkel o del mediático Sarko?
Otra curiosidad: “Standard and Poor” ( traducible curiosamente como “ Estándar y Pobre” ) , la agencia de calificación financiera que hace poco ha dado un nuevo embate a los fondos estatales de nuestra economía mediante la devaluación de la calificación de la deuda española a largo plazo- esa que hará costar más dinero a nuestro país pedir prestado y que motivó poner en el punto de mira de los tiburones nuestro mercado-fue una de las agencias de rating que dieron el sello de calidad a los paquetes de préstamos envenenados que bancos de inversión como Goldman repartieron en el mercado precrisis a entidades como nuestros más destacables bancos – incluso alguno de nosotros podemos haber tenido inocentemente algún euro de nuestro escaso peculio en semejante subproducto.
Ahora que estamos tocando fondo y por lo tanto no cabe sino ir a mejor. Ahora que acabamos de tener cifras de tímido descenso de paro en abril. Ahora que la economía sale a la luz en noticias ( caso Madoff , caso Mata, caso Marsans, etc…), en libros de no ficción actuales o revisitados como “ La Hoguera de las Vanidades”, de Kennedy O´Toole)e incluso películas que se revisitan vinculadas a la especulación o la jungla del trabajo y la economía privada( “Wall Street” de O. Stone, “El Método Gronholm” de M. Piñeyro, “La Cuestión Humana” de N. klotz, “Arcadia”, de Costa Gavras, entre otras ), que no dejan de tener rabiosa actualidad.
Ahora que la cordura, salvo en casos como Portugal donde oposición y gobierno pactan para salvar la economía, pierde enteros frente al ansia de poder ( lástima que el Tío de la Vara se tome unas vacaciones) pues todos juegan desde una orilla u otra del poder al juego de “ echar más madera” mediática , como si quienes pilotaran las locomotoras gubernativas fueran los propios Hermanos Marx.
Es tiempo de parar la maquinaria insultante y actuar juntos. Dicho sea de paso: ¿ Qué pasó con la iniciativa de estoloarreglamosentretodos que tan poco se oye ahora? Quizá sea momento para, como decían en aquel programa llamado la “ Bola de Cristal”, empezar a desenseñar a desaprender cómo se hacen las cosas.
Qué facil nos resulta a los humanos atrancarnos visceralmente en ciertas cuestiones, ya sean de cifras macroeconómicas o de nuestra localidad. Sería mucho mejor sumar voluntades y dialogar en cuestiones que no tienen sino por objetivo el bien común ( ya fueran económicas, caritativo-asistenciales o festivo-turísticas como la propia Semana Santa). Nadie tiene las recetas únicas para el mejor gobierno y las buenas propuestas vinieran de donde vinieran siempre deben ser tenidas en cuenta y aceptadas si positivas fueran , pese a que nacieran de iniciativa ajena. Así todos asumirían como propios los logros y se remaría en la misma dirección, evitando las crispaciones que en nada unen y menos en tiempos convulsos como los de crisis o preelecciones.
Los propios tiburones de las bolsas dicen que “tiempo de crisis es tiempo de oportunidades”.
Quizá sea tiempo de oportunidad para deconstruir el discurso y establecer pactos incluso con quien no lo desee -pero sí se pueda ver empelido a dar el sí a decretos tanto por la presión social como porque no salga en la foto ( que a tantos en extremo interesa).del acuerdo a regañadientes.
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