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Una de cal y otra de arena. ¿Abuso policial, indefensión?
18.02.14 - Escrito por: Antonio Fernández Álvarez
Dudo y titubeo en contar este hecho aislado de un miembro de los Cuerpos de Seguridad del Estado, sucedido la noche del lunes en Córdoba capital, no soy nada sospechoso de enmierdar a la Policía Nacional, teniendo en cuenta que soy el autor de "El peligro de poner en entredicho a la policía democrática" publicado con fecha 8 de octubre (pueden consultarlo en la parte inferior de este artículo en el apartado de enlaces) donde claramente me posiciono a favor de ésta antes que de los actos de vandalismo que se desarrollaron en el hecho preciso al que hago referencia. Escrito en el cual me reafirmo y siempre que sea así estaré apoyando a los cuerpos de seguridad del Estado.
Pero es obvio que tampoco se puede dejar pasar por alto cuando un policía se extralimita en sus funciones, su prepotencia, su soberbia mal entendida que le da ir vestido de uniforme, y amedrentar a un ciudadano por cierto menor de edad, que ni siquiera puede protestar cuando está viendo que son violentados sus derechos.
Obviamente el Estado de Derecho, ante estos hechos nos permite, denunciar al quien como funcionario público se ha excedido en sus funciones. Pero aquí la balanza podría decantarse en el mayor valor que se le da a la palabra de la autoridad, (esto es una apreciación subjetiva mía). Y una recomendación para no plantear la denuncia.
Ahora bien queda la opción de una reclamación ante su superior. Pero es descorazonador ver que aunque amablemente eres atendido, y queda el compromiso de que se le llamará la atención, a quien se ha pasado en sus funciones, resulta que no es un caso aislado sino que dicho policía tiene numerosas quejas de los ciudadanos. Irónico su superior está deseando que lo trasladen a otras funciones dentro del cuerpo que no sean las de patrullar las calles dada su mala gestión.
Ahora lamento lo que voy a decir, pero dicho queda en cualquier trabajo te ponen de patitas en la calle por errores, omisiones o incumplimiento del mismo, ¿hasta cuando los funcionarios van a seguir siendo trabajadores de primera frente al común de los restantes?.
Volvamos a lo que nos concierne. Ciertamente a estas altura del escrito no he narrado lo sucedido que quizás no viene al caso porque desde una visión partidista podría cargar las tintas sobre el funcionario de la Policía Nacional, que no es lo que pretendo, pero esta visión global de unos hechos acaecidos son un espectáculo lamentable, máxime cuando solo ha sido emitido un parte por una infracción de tráfico y nada para ningún miembro de su familia que arropó a éste mientras era humillado y vejado, ya que entre otras lindezas le llamaron inculto, y solo tiene quince años.
Por cierto se le sanciona por llevar el espejo retrovisor roto de la moto, cuando el viernes pasado tuvo un accidente de tráfico en el que se vio implicado y la propia policía local que es requerida para poner la denuncia que es la que tiene potestad, es la misma que intervino en el siniestro y corrobora su versión. Lamentable todo muy lamentable.
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