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A propósito de Manuel Carnerero
15.01.14 - Escrito por: CabrÁvila
Ahora que está de plena actualidad la Iniciativa "CABRA EN EL RECUERDO", creo que se trata de un buen momento para -ya puestos- deshollinar los circuitos neuronales de esa nuestra memoria a veces selectiva, y sacar también de esos cajones del olvido para rendir tributo, a todos esos valores de todas esas personas que de una manera generosa, no siempre bien remunerada e incluso a veces altruista, fueron elegidas democráticamente para regir los destinos de nuestra ciudad.
En mi opinión, y en función de que se llame Don Pepito o Don José, Cabra es tan capaz de endiosar al político de turno, -encumbrándolo a lo más alto, se lo merezca o no, y aplaudiéndole incluso por lo bien que bosteza o que baja las escaleras-, como capaz es de hacerlo caer en el más profundo y cruel de los olvidos, de una forma despiadada y de una manera similar a lo que nos decía aquel slogan de aquel insecticida: "LOS MATA BIEN MUERTOS".
A veces, incluso se ha tenido que escribir alguna página negra, para reconocer determinada cosa a título póstumo, y eso, también en mi opinión, casi que a veces bien pudiera ser considerado como de Juzgado de Guardia.
Siempre que desde mis reflexiones sin ambiciones llego a este punto, es justo en ese momento en el que me aparece el recuerdo de nuestro malogrado Juan Muñoz, y es justo en ese momento en el que la piel se me eriza al pensar en la cantidad de zancadillas y duras críticas multicolores que tuvo que lidiar con los miembros de la oposición de aquellas Corporaciones Municipales que se oponían diametralmente a la construcción del Auditorio, sin que en esos duros momentos, el amigo Juan pudiese llegar a pensar ni de lejos, que algún tiempo después se iba a reconocer su labor, acordando en sesión plenaria, bautizar a su empeño con el nombre de: AUDITORIO "ALCALDE JUAN MUÑOZ".
¿Habría ocurrido lo mismo si aún viviese?...Mucho me temo que NO.
Hay políticos por ambición y otros que lo son por vocación, y creo que en el caso de Manolo Carnerero -D. Manuel, como siempre le llamo- estamos frente a un indiscutible referente de lo vocacional.
Sólo desde lo vocacional, una persona puede mantenerse en la política activa durante 26 años desde una posición casi siempre minoritaria y a veces complicada.
Sólo desde lo vocacional, una persona puede dejarse la piel intentando defender sus ideales durante tantos años, a sabiendas de que poco o nada va a conseguir materializar, de no ser como fruto y consecuencia del milagro que eventualmente pueda suponer, gozar de una de esas mayorías que puedan conceder las urnas o los pactos.
Sólo desde lo vocacional, una persona puede hacer historia en el Ayuntamiento de Cabra, tras convertirse en ese defensor a ultranza que siempre luchó cuando tocó en beneficio del interés general de los funcionarios, creyéndose como pocos, que los funcionarios son los verdaderos artífices de cualquier programa político.
Ahora, una vez más, le toca el turno a Cabra, y sólo desde el equilibrio entre la justa valoración y el justo reconocimiento de las cosas, rendiremos o no homenaje, a este hombre de carácter bonachón y talante democrático.
Amigo Manolo, cuando recojas los objetos personales de tu despacho que llevarás en tu cartera, llévate en tu corazón mi reconocimiento y mi abrazo.
Afectos.
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