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A mí me gusta y mucho la Semana Santa
14.01.14 - Escrito por: Rafael Valentín Villar-Moreno
Han acabado las navidades, con sus luces, propias de estas fiestas, y sus sombras producto de la situación socioeconómica que atravesamos. No quisiera redundar sobre el tema y dejar sus análisis a los sectores directamente implicados. Ahora se pretende hacer una pirueta y un salto en el vacío y plantarnos a la voz de ¡ya!, en la Semana Santa.
Cada vez con mayor antelación, se pretende quemar las etapas. Cuando faltan en números redondos cien días para que la Semana Santa llegue, y ya los impacientes nos quieren colocar en las vísperas. Mi pregunta es ¿esto es serio?, y mi propia contestación es que no. ¿Qué pueden pensar de nosotros unos observadores imparciales que nos estuvieran mirando? ¿Que opinión sacarían de un pueblo que instalado en una crisis propia dentro de la crisis general, se pasara más de la mitad del año hablando y opinando sobre la Semana Santa? Para nada exagero, si a estos cien días, le sumamos la semana en si misma, y al menos los cincuenta días posteriores, echen las cuenta y verán
En Cabra, somos como somos, ni peores ni mejores que en otros pueblos. Pero alguien parece que quiere incorporar en nuestro ADN una secuencia a mi modo de ver desafortunada: el capillismo extremo. La Semana Santa es importante, no seré yo quien lo dude. Es desde un punto de vista objetivo hasta un dinamizador de la economía en bastantes sectores, pero un pueblo como el nuestro no puede dar la imagen de girar entorno a ese eje.
Puestos a inventar cada vez se inventan actos nuevos. Hasta ahora el pregonero se presentaba por alguna persona idónea inmediatamente antes de que tomara la palabra para decir su pregón. Esta práctica normal para presentar a cualquier orador, tiene su sentido cuando la persona que tomará la palabra es un visitante más o menos ilustre. Luego el mal uso se ha ido extendiendo para denominar a la persona que introduce al orador, aunque el orador por si mismo en numerosas ocasiones sea más conocido que el presunto presentador. En justicia estas personas, por lo general amigos, deberían ser llamados prologuistas en lugar de presentadores. Es una seña de amistad que alguien te prologue un libro. Pues lo mismo.
Pero en nuestro afán de inventar no terminamos ¿qué papel le corresponde al presunto presentador de un pregonero que ya ha sido presentado? Como digo me temo que son ganas de inventar actos para quemar fechas en un estéril esfuerzo por madrugar para que amanezca más temprano. ¿Qué imagen como pueblo damos?
Pienso que hay que ser más rigurosos. A mí y como digo, la Semana Santa me gusta mucho, muchísimo pero no tanto como para convertirla en el centro del universo. Un tiempo para cada cosa, y cada cosa a su tiempo.
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