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La Fe, nuestro mejor estandarte
28.03.10 ENTRE LÍNEAS - Escrito por: Antonio Ramón Jíménez Montes
Hoy es Domingo de Ramos. Comienza la Semana Santa. Las calles y plazas de Cabra cambian por ocho intensos días, su fisonomía rutinaria y se transforman al paso de nuestras cofradías. Cabra se echa a las calles para presenciar el discurrir armónico y solemne de las imágenes que nos acercan el drama de la Pasión y que nos sirven para ver representada la secuencia de aquellos acontecimientos que marcaron nuestra historia y que, en bellas y quizá únicas instantáneas, pretenden situarnos ante la entrega de Jesús, el Nazareno, que como dijera nuestro querido Paco Carmona, “por Amor, solamente por Amor”, se ofreció para nuestra Redención.
Los estandartes de nuestras Hermandades serán enseña que a todos, o a casi todos nos identifican y junto a la Cruz, que nos guía y abre el paso de las Cofradías, serán los símbolos de todos y cada uno de los cofrades que trabajan para ofrecer lo mejor de sí mismos en los días que hemos esperado con ilusión y que, como el tiempo que pasa inexorablemente, han llegado sin apenas darnos cuenta.
Y en el fondo de esta manifestación única, singular, espectacular, solemne y sobre todo, religiosa, se atisba la muestra de una Fe que heredamos de nuestros mayores y que hoy, más que nunca, ha de ser el estandarte de nuestro caminar por la vida. Las cofradías pondrán en la calle el testimonio de siglos que revive acontecimientos únicos, hechos actualidad continua, para mostrar a cuántos nos contemplan, una religiosidad que es popular pero que es católica y trascendente.
Los naranjos están a punto de brotar en flores de azahar que anunciarán el regreso de la Primavera. Y la ciudad volverá a encontrarse con una manifestación única, siempre actual, siempre nueva, que nos ofrece momentos que podrían parecer iguales a los de otros años y que, sin embargo en la retina de nuestros ojos y en lo profundo de nuestro corazón, son siempre nuevos.
Cabra se abre de par en par para vivir una nueva Semana Santa. Todo está preparado. Las palmas y olivos del Domingo de Ramos anuncian que comienza la semana que llevamos un año esperando. Y apenas nos hayamos dado cuenta de lo mucho y bueno que vamos a vivir, habrá llegado el anuncio alegre de la Resurrección de Cristo. Nuestra Fe, vestida de Semana Santa como muestra de una simpar Religiosidad será, para anunciarlo, el mejor estandarte que podamos llevar no sólo en estos días, sino en los de todo el año.
Y mientras tanto, no pasarán estos días sin vivirlos intensamente, ni nuestra espera impaciente habrá sido en balde. Los sones de las primeras marchas y el aroma fragante del incienso, se harán ofrenda junto a la música, la saeta, el silencio, la flor y la cera, para que, como si de un sueño del que no queremos despertar se tratase, nos demos cuenta que una nueva Semana Santa se inicia. El caminar silente que los capuchones, costaleros, monaguillos y mantillas, envueltos en la esencia cofrade de esta tierra, nos ofrecen bajo el estandarte de una Fe que no se esconde, dan paso al Misterio que la encierra para que no se olvide que es la razón última de todo lo que acontecerá en estos días, que ahora comienzan.
Nada será igual, aunque todo pueda parecernos idéntico. Todo será nuevo, como la Vida nueva que se anuncia, reflejo de la esencia cristiana, enraizada en el ser cofrade de nuestro pueblo. Como decía el poeta, "se hace camino al andar". Es Semana Santa.
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