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Os echaremos de menos
05.03.10 - Escrito por: Eduardo Luna
Pasarán los días como chubascos negros de esos o de aquellos que parece que nunca se irán del tejado de vuestras casas, mientras os preguntaréis, cuando se irá esta tormenta? Una tormenta que parece haber sido creada por un guionista premeditado que decidió hace tiempo que la película terminaría con un final trágico.
No entraré a valorar quién tiene o quién no tiene la razón en el espinoso tema de vuestra Hermandad, La Misericordia, pero si hablaré de la relación que todos vosotros habíais creado con el mundo cofrade egabrense. En esta mezcolanza de caracteres, estamos los cofrades y sus derivadas, los hipócritas, los sensatos, los fieles, los coherentes, los cercanos, los que apuñalan por la espalda, los egoístas, los envidiosos, los bohemios, los artistas, los que opinan con el silencio y los que con su silencio dejan morir ideas por favorecer a algunos sectores.
Ahí estamos todos y vosotros y vuestra sencillez, antes de la desesperación, comprendimos que La Misericordia había cambiado su brújula, aunque no su destino. Vislumbramos que el azahar y la brisa de vuestro paso de palio, engrandecía y se unía a la noche más hermosa, la Noche de Ramos que lucía pura y cristalina con el escudo mercedario en las túnicas de todos los hermanos que quisieron unirse a la restauración de una cofradía intermitente y deteriorada.
Aunque ahora que entra marzo, igual que una chicotá de palio azul pavo real con Amargura de fondo en la calle La Cruz, os echaremos de menos y seremos muchos, no lo dudéis. No será el mismo ritmo y la orfandad de la Plaza de Aguilar y Eslava quedará patente en una tarde de lágrimas y presagios de pasión cabreña en el inicio del atardecer más hermoso que la vida nos pueda ofrecer.
Los análisis que podríamos hacer de lo ocurrido son varios, uno de ellos y con el que me quedo, es que a veces las decisiones o ideas importantes producen los cambios deseados. Y las hermandades deben tener un revulsivo para que el ciclo negativo sea sólo un nublado de vencejos de los que te asfixian el sueño de un día señalado. Os echaremos de menos a ti y a todos, no lo superficial del paso de palio, ni a la Virgen de La Misericordia con San Juan, sino a vosotros que un día decidisteis hacer grande a vuestra hermandad. Vosotros le distéis vida cuando era un oasis perdido en mitad del desierto. Y vosotros habéis sido juzgados, sentenciados y listos para pasar página. La razón no es de nadie en este caso, pero si es de justicia reconocer quién luchó, peleó, lloró, sintió, oyó, se deshizo en obras y en hechos y vio pasar ante sus ojos la consagración y los nuevos aires de una Hermandad que necesitaba respirar aire puro. A vosotros que andáis por el desierto en estos momentos, espero veros pronto, porque en vuestros ojos y en vuestro corazón está grabado algo imborrable e insustituible, aquel sueño que muchos sentimos llamado Misericordia.
A Emilia Sabariego y su Junta de Gobierno.
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