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La no gestión turística de Cabra
01.12.09 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
El Pleno de anoche quizás traiga conclusiones más que negativas para muchos egabrenses. Para otros, sin embargo, supondrá una esperanza y una puerta abierta a la normalidad una vez se haya culminado el tema de las piscinas, sin duda, el tema estrella de la política local en los últimos meses. Para otros, los menos, supondrá, una vez más, un decepcionante botón de muestra sobre la incapacidad de algunos dirigentes locales para ejecutar la misión para la que fueron elegidos, democráticamente, por la mayoría del pueblo de Cabra. Y tengo la completa seguridad que para otros tantos egabrenses, entre los que, por supuesto, me incluyo, este Pleno volvió a demostrar, una vez más, que hoy por hoy, el concejal del Partido Popular, Fernando Priego Chacón, es, de largo, la persona más preparada y con mayor capacidad intelectual y retórica de todos los que manejan los entresijos de la política egabrense.
Y es que un político, sobre todo si está en la oposición, debe tener la virtud de hacerle ver a los ciudadanos qué está haciendo bien el equipo de gobierno pero, sobre todo, qué es lo que está haciendo mal. Y he aquí que él lo consigue siempre. Lo consiguió conmigo en un punto concreto que, con toda probabilidad, no resultó del interés de muchos, pero sí del mío. Aludía Priego al proyecto que en el año 2007 se esbozó para el Centro de Interpretación del Aceite y especificaba las condiciones de dicha instalación a día de hoy. Resumiendo: un Centro que costó un dineral y en el que se explicaba al visitante la importancia del aceite de oliva en nuestra región hoy se ha convertido en un sitio donde se fríen chorizos y donde se comen unas buenísimas patatas bravas. Curiosa reconversión.
Esta cuestión, que puede resultar casi humorística, no lo es tanta si nos atenemos a la explicación que dio el concejal responsable del área de turismo: no dijo nada. El silencio y las explicaciones al retraso de la Ciudad Deportiva, por la que también había sido interrogado. La misma respuesta que dio al concejal Ariza, también combativo y lúcido, cuando le pidió que retirara las señales turísticas en mal estado.
Y esto, desde mi punto de vista, es grave. Bastante grave. La ciudad de Cabra vive uno de los peores momentos de los últimos años en lo que al aprovechamiento de sus recursos turísticos se refiere, y a los ejemplos me remito, ya que como reprochó ayer Fernando Priego, el Centro de Interpretación del Aceite se ha quedado en un simple restaurante, en el que no queda rastro de la inversión realizada años atrás para la realización de un proyecto turístico y cultural de acertada importancia para el desarrollo agroturístico de nuestra localidad. Por otro lado, el Museo Arqueológico lleva cerrado ya unos buenos meses, y aunque, como aprendimos ayer, las obras sabemos cuando empiezan pero jamás cuando terminan, bien se podría haber pensado miles de fórmulas para disfrutar y aprovechar el amplio patrimonio que custodian sus vitrinas y que hoy se han convertido en triste pasto de la desidia, que en materia turística, está manifestando este equipo de gobierno. Es más, el que esto escribe ha sufrido la vergüenza de exponer las señales de información turística de Cabra como ejemplo en un coloquio universitario dentro del Máster en Gestión del Patrimonio desde el Municipio como modelo de lo que nunca jamás debiera hacerse en una gestión seria y razonada del mismo. Quizás por eso me indigno cuando no son profesionales del sector los que tienen la fortuna de ser contratados como intérpretes del patrimonio cuando en la ciudad se organizan exposiciones que necesitan de esa figura. Quizás por eso me cabreo más de lo que debiera cuando, en un gran espacio como es el solar que se ha cedido junto al Colegio de las Reverendas Madres Escolapias, se toma la decisión de realizar una estupendísima Oficina de Información Turística cuando lo que se tendría que haber proyectado es un magnífico Centro de Interpretación de la ciudad de Cabra desde el que unos profesionales especializados en la materia, sean capaces de coordinar un lugar que podría tener tantos usos como el cerebro del mismo sea capaz de gestionar. Ejemplos hay, y muchos, en las grandes ciudades medias de España.
Ya sabe, señor López, lejos de imposibles informes técnicos a San Pedro, pídaselos mejor al concejal de Cultura y Patrimonio Histórico de Lucena, Manuel Lara, que en tan sólo un año ha conseguido la apertura de la Cueva del Ángel, reforzar su vinculación a la red de Ciudades Medias, destinar dinero a la retirada del cableado eléctrico de las zonas más frecuentadas por los visitantes, adherirse a la Ruta del Vino de Montilla Moriles y difundir de tal forma la marca de Lucena que, en tan sólo cuatro años, la página web de Turismo de Lucena ha registrado 350.000 visitas, por tan sólo 25.000 la de Turismo de Cabra. O pídale informes a la concejala de Priego sobre cómo consigue que su ciudad registre tan alto número de visitantes año a año, quizás sea por la constante renovación de sus infraestructuras turísticas, como es el caso de la reciente apertura del cañón del arroyo de Jaula. O pregunte en Zuheros como funciona el Centro de Interpretación de la cueva de los Murciélagos. O ya puestos, y si lo prefiere, solicite todos aquellos informes que tantísimas instituciones oficiales han realizado sobre la enorme trascendencia que la actividad turística ha tenido, tiene y tendrá para el desarrollo económico, social, cultural y educativo de los pueblos y que usted, al dar la callada por respuesta en cada una de las preguntas que se les hace en el Pleno Municipal ignora o, lo que es peor, prefiere ignorar.
Lo que nos estamos perdiendo.
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