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Whisky del 63
29.11.09 EPOPEYA - Escrito por: Eduardo Luna
Corrían malos tiempos para la familia de Frank Everton. Las escurridizas serpientes de la corrupción habían Hecho mella en los caldos de cultivo de esta familia que soño con el cielo antes de Construir su mundo en la tierra. Frank se dejó su piel y su dinero en la construcción de un edificio que daría cobijo A LOS adinerados visitantes anónimos y que pasarán por la ciudad para Cualquier asunto, Siempre y Cuando su cartera pesara más que su dignidad.
Los Everton gozaban de buena salud e INCLUSO se permitían el lujo de asediar con su mirada a sus asalariados que comían de su veneno para sobrevivir en la pasión de una vida sin aventuras. Fotografías, reportajes Millonarios, aparición en los medios internacionales más reputados. En conclusión, nadie daba Crédito a tanta progresión en tan poco tiempo. Nadie, ni ellos creían INCLUSO EN Ellos Mismos.
Comenzó a filtrarse en la prensa que las orgías de dinero y lujuria eran tan frecuentes en "Los Everton" Hasta Que El Placer convertía las calles en una masa de deseo incombustible. Una madrugada de SEE que rozaban la melancolía y excitaban a la tristeza, crucé al otro lado de Mas de la ciudad para conocer en primera persona lo que allí se perpetraba y la sangre que allí corría desesperada. Al llegar, el negro de la noche cambió por el azul de las sirenas de la Policía que rodeaban el edificio. Se apagaron todas las luces de "Los Everton" y los responsables de la salud de esta familia tan controvertida portaban en camillas dos cuerpos tapados por una sábana de color rosa.
Al preguntar, nadie Salía de su asombro, la era de Frank Everton y su esposa Madelaine. Se rumoreaba que habían sido asesinados en plena noche con una botella de whisky del 63 que guardaba celosamente El Anfitrión para ocasiones especiales. Noches y Ocasiones en las que su mujer y el compartían el bien y el mal de una Relación entre Hombres y Mujeres a la luz de una vela. Frank se prodigaba poco pero sin duda su lista de enemigos surgía de sus propios amigos que besaban a la hipocresía y se Vendiano para luego besarlo. Decían que sus empleados Aquella noche el diablo había pasado por allí entre las sombras del Asombro y el odio del ser humano que se podria En cada trozo de hielo. Según los testimonios, Frank, Madelaine y tres hombres y tres mujeres habían subido como cada viernes a la habitación 303. Allí ordenaba el dinero y los gemidos firmaban la corrupción de unos Individuos anónimos que se enriquecían avalados por la estupidez de esta familia sin alma ni escrúpulos.
Tras la Reconstrucción de los hechos, Frank Apareció desnudo sobre un sofá con la boca llena de diamantes y un fuerte golpe en la cabeza. Su esposa esclava silenciosa y, sobre Estaba sujetando sus genitales con la mano izquierda, la botella de whisky del año en el que contrajeron matrimonio en Las Vegas. Extraño, sorprendente y anónimo. En el entierro sus hijos no lloraban, sólo murmuraban y silencios en una tarde trágica dibujada en la sonrisa a medias del alcalde de sus hijos, Howard Everton. Sus desmanes propiciaron una investigación policial a medias con un pecado de fin de con resolución y un o unos asesinos desnudos en mitad de la noche. Todos los Indicios se dirigían A UNA trama familiar en busca de la fortuna. Aunque no existia tal fortuna. Frank intuyó su final, o por lo menos, Así Parecía haber sido. Sus cuentas bancarias Estaban a cero, su testamento en blanco, "Los Everton" en números rojos y su vida escrita con letras de sangre. Una vida ficticia que acabó como Se desarrolló, con un exceso de sueños y un abuso de poder no otorgado.
Cada vida tiene su final, Aunque se escribe con su presente y se escuda en su futuro.
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