|
Para tí, que no eres nadie.
27.11.09 - Escrito por: Una alumna de instituto de 16 años
Ahora ya no eres nadie y como nadie que eres ya, no te tengo miedo. Duele más que el odio el no ser nadie ¿verdad?. No puedo odiarte, no hay venganza suficiente para paliar el daño que me hizo conocerte. Hubo un tiempo en el que temía tu presencia, tus palabras ahogaban mis sueños, tus golpes derramaban las gotas de mi felicidad. Feroz lobo que sin piedad devoraba mi inocencia, después tu tortuosa risa nombraba mi soledad. Mis ganas de volar se desvanecían, nadie me esperaba en silencio, no existía príncipe alguno que luchara por rescatarme de la bestia que anulaba mi libertad.
Tristes sueños de una niña que se perdía en la oscuridad de una cueva, tristes anhelos de encontrar una esperanza, una salida que no daba a ninguna parte, una huida desesperada de las garras de aquel lobo feroz que ahora no es nadie. No quiero devolverte la misma moneda, no quiero regocijarme ahora en tu dolor, no me quedan sentimientos que ofrecerte. Habla y no te escondas, he venido a encontrarme frente a frente contigo, ya ves, tus palabras eran torpes, soy algo más allá de ti. Pude alzar el vuelo.
Mírame. ¿Me recuerdas?. Creías que no sería capaz de marcharme, que sólo hablaba por hablar, creías tener poder sobre mí, pero fíjate cuánto he cambiado, cómo he vuelto a ser la que era antes de conocerte. Ha sido difícil, las cosas cambiaron deprisa, pero lo conseguí. Lo confieso, no lo hice sola, alguien me devolvió la confianza que contigo perdí, no fue un príncipe, pero sí un amigo: tal vez el enemigo que tú intentabas hacerme ver, sí, quizá también un enemigo para ti.
Mírame, he recordado cómo se camina sin que te marquen los pasos, ya no tengo miedo de tus silencios, es más, ahora me halagan, no sabes qué decir, ¿no es cierto?. Mejor, no digas nada. Me quedan cicatrices que se abren al sentir tu aliento, cicatrices que me acompañarán toda la vida. Sufrimiento que intentaré no hacer pagar a otros, pero es difícil olvidar y aún más difícil confiar de nuevo en alguien. Tu furia y tu orgullo dañado te abrieron heridas en el alma a ti también, si es que es eso lo que hay tras tu pecho. Pero tú sufres a costa del daño que te quedó por hacerme, intentas dañarme una vez tras otra, pero tus garras no me pueden alcanzar, ya quedaste lejos de mí.
No se es tan bravo cuando no se tiene presa ¿verdad?. Ya no eres tan fuerte ni tan feroz, ahora que no tienes nada que desgarrar, todo lo que hiciste te pasa factura, aún el orgullo te puede, te supera la tortura de sentirte débil, vencido, ignorado. Lo siento, he intentado odiarte, pero me es imposible, lo intento pero es que para mí, ya no eres nadie.
En los vagos recuerdos que dejo volver a mi mente de ese tiempo que viví a tu lado, tan solo encuentro lágrimas que ahora me ayudan a construir un muro, un muro que me separa de todo aquello que me pueda hacer sufrir. No me enorgullezco, tampoco me arrepiento; hice lo que hice y hecho quedó. Ni siquiera me apetece escuchar disculpas o explicaciones, no hay reproches, lo único que te puedo ofrecer es indiferencia. Aprendí de ti que duelen más los silencios que las cuchillas de las palabras dichas a mala sangre. Esto es para ti, para es tú que ya, casi no existe en mi recuerdo, para ti, que no eres nadie.
|
|
|
|
|
|