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El rumor de las piedras
29.10.09 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
Un pueblo donde las casas de los nobles compartían espacio con las casas del populacho debió dejar muchos secretos al cobijo de las paredes que custodiaran semejantes relaciones sociales. Cabra, un pueblo con solera desde antaño, no podía ser menos y, a lo largo de las últimas centurias de su peculiar vida ha ido desarrollando toda una compleja red arquitectónica, donde las casas más fastuosas precedían a las casas más tradicionales. Donde, en definitiva, una nutrida generación de egabrenses vio pasar su vida en torno a estas paredes.
Conocer los secretos que tan celosamente han custodiado desde que fueran levantadas quizás nos permitiría descubrir los entresijos de la historia más particular de nuestro pueblo y, aunque labor imposible fuera, sí es cierto que gracias a ellas aún hoy se pueden desvelar ciertos misterios que no ocultan sino que, más bien al contrario, nos han mostrado desde siempre para recordarnos que alguien pretendió perpetuar su apellido mediante la heráldica, esperando pacientemente que el celo investigador de unos cuantos doctores en la materia recordara su escudo familiar, ganándole de esta manera la batalla al olvido de la historia.
Esa ha sido la labor del historiador, profesor y escritor José Manuel Valle Porras, miembro de pleno derecho de esa prolija escuela de historiadores egabrenses en la que el talento, la constancia y el afán investigador son normas esenciales para aventurarse en el noble arte de historiar la vida de una sociedad. Su publicación, “El rumor de las piedras”, responde a una investigación pausada, constante, profesional y vocacional a la que ha dedicado los mejores años de su vida y que tiene la fortuna de presentar este sábado en el Círculo de la Amistad gracias al apoyo del Ayuntamiento de Cabra, en una muestra de cómo se debe de apoyar y beneficiar a la juventud investigadora egabrense.
Felicidades, por tanto, a su autor, que ve cómo uno de sus proyectos culmina de la mejor forma posible. Felicidades al Ayuntamiento de Cabra, por patrocinar esta obra y demostrar que está al lado de iniciativas tan loables como ésta. Y felicidades, por supuesto, a los Heredia, a los Zejalbo, a los Galiano y a todas esas generaciones de egabrenses que honraron su apellido en la piedra y que hoy se ven honrados por el trabajo eficaz de Valle Porras.
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