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Laberinto de conspiraciones (I)
20.09.09 EPOPEYA - Escrito por: Eduardo Luna
Sólo cabía refugiarse en un mundo interior para escapar un poco del frío dolor de la sociedad, cada vez más apática, introvertida y absurda. Tras una semana en la cama por un leve gripe, cotidiana, no de esas que enriquecen a las grandes firmas de los poderosos políticos norteamericanos, decidí cambiar el registro y abrazarme al olor de una mirada profunda de mujer.
Pero esa noche no tenía pensado salir ni a fumarme el aire carbonizado de las calles de la ciudad. Descansé en casa y sobre las 2 de la madrugada, mientras visualizaba en mi ordenador todos los contenidos informativos de ese día, una extraña figura en sombras apareció en el canal66 de la televisión. Fue como una intervención diabólica. La sombra nos develaba a una figura con sombrero, gabardina y un rostro demoledor, como un arlequín desfigurado.
Amenazaba a toda la ciudad con una cadena interminable de actos vandálicos y en algunos casos terroristas. Llamé a la redacción, mientras el primer cigarrillo de aquella larga noche se me apagaba en los labios y sentía su calor, al igual que el beso de una mujer vencida. Todos lo habían visto, pero nadie sabía ni como, ni dónde pudo interferir en la señal de televisión e incluso interferir en la fibra óptica que atravesaba la ciudad. Las investigaciones nos llevaban a pensar en algún que otro político desahuciado por su partido que decidió ejercer la venganza por su cuenta. Otros comentaban que podía ser un preso del psiquiátrico que sólo quería amedrentar a la ciudadanía, esta era la tesis de la policía. Algunos como yo pensaban en la primera opción. Alguien se había vuelto loco, extremadamente loco y perturbado y los días venideros iban a ser colosos.
Tan rápido como pude me acerqué a Epopeya. Todos los habitantes de la estación, habían podido oír por radio el mensaje de este personaje que atemorizó a la ciudad en plena madrugada. Ninguno de ellos lo conocía, ni nadie sabía de dónde podía salir este ser tan enigmático. En los pasillos de la redacción, todos apuntaban a Chris Moon, el jefe de prensa de Roger Stephen (ex – senador). Fue despedido después de veinte años y misteriosamente le embargaron todas sus propiedades, incluso le fue retirada la custodia de su perro. Un hombre, además, atormentado por el fallecimiento de sus padres en un incendio, que lo marcó a él para siempre, incluso sus recuerdos viajaban con él a todas partes, en su rostro.
Antes del mediodía siguiente a la primera aparición, volvió a interferir en las señales de radio, televisión e Internet. No desveló su identidad y se dirigió a nuestro periódico directamente. Su amenaza fue, no busquéis de dónde nace el mal, no indaguéis, no perturbéis mi tranquilidad inquietante, sois parte de mi objetivo. Un jarro de agua fría cayó sobre, Tim Gordon, el director del Good Morning News, algo pasaba, algo ocurría, nadie dormía tranquilo. El titular en portada de una edición especial lo calificamos de Laberinto de Conspiraciones. Quién podía ser aquel personaje amenazante y diabólico? Quién estaba detrás de esa catarata de despropósitos? Sería Chris Moon? Sería una nueva treta de Greta Brown?
Esto sólo acababa de empezar, busqué el sosiego amenazante de Epopeya, nadie podía dormir, nadie podía respirar.
Continuará…
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