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Vuelve Septiembre
30.08.09 ENTRE LÍNEAS - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
Desde el 15 de agosto tras la Romería de Votos y Promesas, iniciada por nuestro también fundador D. Manuel Mora y Aguilar para el fomento de la devoción a la Virgen de la Sierra apoyado por una pléyade de destacadas personas entre las que cabría mencionar al inigualable presbítero D. Pedro Pedrosa, la ciudad se sumerge en una nueva espera que tiene su cenit cada cuatro de septiembre cuando nuestra Patrona llega a la ciudad para ser recibida entre vítores y aclamaciones.
Los últimos detalles en las carrozas, los preparativos finales en las casetas de la Feria, encalos, trajes de lunares, banderitas en las calles. Todo va cambiando a la espera de la llegada de la Virgen y de las Fiestas en su honor.
Vuelve Septiembre y se abre la fiesta egabrense al amparo de la Patrona y Madre de la Sierra. Oraciones y súplicas, fiesta y regocijo, alegría y emoción, se dan cita en numerosos lugares al paso de la Virgen mientras es conducida sobre los hombros de los costaleros que son los hombros de Cabra para tan celestial Viajera. Echo de menos su voz, la de los costaleros, en la presentación de los pregoneros de este año y echo de menos su imagen en la foto de la convocatoria de la Bajada.
También, como cada año cuando va terminando agosto, son muchos los paisanos que vuelven a encontrarse con la tierra que les vio nacer y con lo que para ellos representa. Lo hacen por medio de estas fiestas en honor de Ntra. Señora de la Sierra y quieren con ello hacer presente, aunque sea por unos días, ese vínculo interior y perpetuo que les une a este lugar, a sus gentes, a su historia, volviendo a hacer gala de su opción por ser y sentirse egabrenses.
Los ritos de la fiesta, los sonidos de la feria y el ajetreo de los días primeros de septiembre, vuelven a poner de manifiesto las vivencias más singulares de nuestra manera de ser, tan propia y genuina como cotidiana; tanto que, a veces, llega incluso a pasarnos inadvertida. El revoleo multicolor de la bandera y el sonido del tambor son la convocatoria urgente que nos lleva a ser partícipes de esta feria egabrense en la que, unos y otros, de una u otra forma, estamos inmersos a través de la fiesta con sus ritos cívicos y religiosos que tienen lugar en apenas una semana y donde nos volveremos a encontrar con tantos amigos y familiares que comparten con nosotros estos días.
Primero el "cuatro a las cuatro" convertirá en camino todas las vivencias que rodean nuestra vinculación a esa imagen que bajamos hasta la Parroquia desde su simpar Santuario. Y luego el ocho, que convierte a la ciudad en ese reguero de devotos que acompañan a la Patrona y que la sienten cercana. Este año la veremos en ese día de la Sierra con el manto rojo que tantos años se le ha puesto para entrar por los Arcos el día de la Bajada. La ocasión lo merece y podremos admirarlo en todo su esplendor, recuperado por las manos expertas de Pérez Artés.
Después de la Feria, Septiembre y Cabra, seguirán venerando a María, representada en esta milagrosa imagen, a la que llamamos desde hace siglos como “de la Sierra” y que nos espera diariamente desde su trono argénteo. En Ella, generaciones de egabrenses han vertido y vierten el ser religioso de los hombres, mujeres, niños y niñas, ancianos y jóvenes de este lugar especial del corazón de Andalucía.
Vuelve Septiembre y Cabra, fiel a su cita con Nuestra Señora de la Sierra, se prepara para este re-encuentro que ofrece nuevas sensaciones siempre gratas para nuestra particular memoria individual y colectiva.
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