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Soplan vientos de guerra...
11.08.09 ENTRE LÍNEAS - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
Con esta afirmación se despachaba ayer mismo el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanos. Que a estas alturas haya gobernantes que alertan de una guerra en vez de promocionar y trabajar por la paz, es increíble, por no decir otra cosa.
Mientras Lula da Silva pedía que ese foro sea un proyecto real de integración y no un club de amigos rodeado de enemigos, Chávez no tenía reparos en insistir en que la presencia militar estadounidense en bases colombianas “puede generar una guerra en Sudamérica” y afirmó que su país se está preparando para "una respuesta militar y contundente".
Tristes palabras de guerra en unos días en que recordamos al padre de la Patria Andaluza, Blas Infante, que murió fusilado hace setenta y tres años, cuando comenzaban otros tristes vientos de guerra en España. Al menos este año se sacó su estatua del hueco de la escalera del Parlamento de Andalucía, en el que se encontraba y se ha colocado en la entrada principal del Salón de Plenos. Algo hemos avanzado.
Me gustaría que ésta no fuera una mera cuestión estética. De hecho, parece que en el homenaje de este año en el Parlamento, se intentaba por los presentes rehabilitar la figura de Infante. Por lo menos asistió el presidente Griñán (no como Chaves el año pasado que ni se presentó), quién manifestó claramente que Blas Infante fue asesinado y no sentenciado. Aunque no aceptó la petición de Javier Arenas para que se haga un Pleno Institucional centrado en Blas Infante. Ni tampoco parece hacerse caso a esa petición, reiterada este año por los andalucistas y aprobada por el Parlamento andaluz, de anular la "sentencia de muerte con carácter retroactivo" que justificó su asesinato. Incluso el artículo 3 de la Ley de Memoria Histórica sería un argumento más que suficiente.
De todas formas, parece que va cada uno por su lado, al menos a la hora de homenajear a Blas Infante. Los grupos andalucistas hicieron su homenaje junto al antiguo Cine Jáuregui, donde Blas Infante pasó los últimos días antes de ser fusilado. Los y las parlamentari@s, en la sede de la máxima institución andaluza, a puerta cerrada y con acceso restringido por invitación. La Fundación que lleva su nombre y PA junto a PSA en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona.
Hay quién se aprovecha de estos homenajes por separado para decir, sin pudor alguno: Reducido a una figura retórica, pocos creen en ella y menos la conocen. Blas Infante, en su desdicha y su destino, no deja de ser un símbolo idóneo de esta autonomía de recuelo. Como hemos podido leer en El Mundo, donde algunos historiadores de renombre dicen que su obra doctrinal fue "flor de un día". Frases que huelen a centralismo cadudo y teñido de tintes antiguos que no me atrevería a calificar.
Creo que lo importante es recordarlo, mantener vivos sus ideales y seguir luchando por esa Andalucía Libre por la que murió.
Soplaban vientos de guerra y muerte aquel 10 de agosto del 36 en España y un 10 de agosto de 2009 se alerta de una guerra en las naciones Suramericanas. Triste coincidencia, mientras unos y otros, intentan hacerse con la herencia política de Infante.
Al menos ahora su estatua en el Parlamento de Andalucía está algo más visible. Esperemos que su pensamiento también.
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