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La educación, de nuevo
15.06.09 - Escrito por: Vicente Rafael Moreno López
No es la primera vez que escribo sobre este asunto y lo hago y lo he hecho siempre, pensando en que esa función, la de educar, es la más precisa e importante de todas aquellas que se dan en una sociedad democrática y civilizada.
Lo hago hoy movido por las noticias que, en estos días, se dan en los medios de comunicación, alrededor de las posibles mejoras que en la educación pueden introducirse pensando en afrontar la crisis económica que nos golpea.
Afirman que el Sr. Presidente del Gobierno va a ofrecer ayudas para que los alumnos puedan disponer de su propio ordenador. Estoy de acuerdo con esa intención, ya que en toda actividad que hoy se produce, deben ser aplicados los medios tecnológicos que el desarrollo nos brinda. Sin embargo, no es sólo por ese camino por el que se puede mejorar la educación que, analizándola sin profundizar mucho, vemos que cada día está peor.
Este problema es constantemente denunciado en informes serios que nos colocan en este asunto bastante lejos de una situación simplemente normal. Llevamos año, no hablemos de la dotación económica siempre escasa, en los que la responsabilidad, la capacidad de decisión sobre tan importante tema, no ha estado en las mismas manos. Han pasado por el Gobierno, los dos grandes partidos mayoritarios y cada vez tenemos una educación peor.
No se arregla este problema sólo con apoyos económicos, fundamentales y siempre precisos y necesarios. Se puede educar sin ningún instrumento material o solamente con la pizarra de mi niñez y no conseguir nada positivo con los sistemas más modernos y sofisticados.
La pieza clave de la educción es el MAESTRO, el PROFESOR, quiénes, para trabajar agusto y por lo tanto obtener buenos resultados, necesitan, sobre todo, ser considerador como tales por la administración, que debe además respaldar su necesaria autoridad siempre y sobre todo, en situaciones de conflicto en las que a veces, no salen bien parados.
Es el maestro, el profesor, la persona que, por múltiples razones, sabe de educación y sus opiniones deberían estar siempre muy presentes en la preparación de una futura ley que, consensuada por todos, sea duradera aunque con las modificaciones que la sociedad del momento aconseje y no con el capricho partidista de éste o aquel.
Respecto al alumno, además de estar dotado de buenos libros, ordenadores, pizarras electrónicas y todos los medios que tan importante función pide, hay que exigirle dedicación constante a su trabajo, rendimiento adecuado a su edad y condiciones y el convencimiento de que el buen resultado normal, es el aprobado en todas las asignturas y no pasar de curso con alguna de ellas suspendidas.
También los padres, responsables directos de la educación de sus hijos, tienen una especial e importantísima misión en esa educación ideal que propugnamos. Fundamentalmente, el respaldo de la autoridad de los educadores, la exigencia en el trabajo de sus hijos, la presencia constante en el proceso de educación con ayudas y consejos, el facilitar la labor de estudio en su domicilio, apartándolo, si es necesario de la televisión, radio o internet en horas de trabajo o estudio y emplear cuántos más medios mejor en esa educación.
Los partidos políticos son instrumenales en este asunto, como en muchos otros. No tienen la verdad. Son instrumentos para conseguirlo y deben meditar en los resultados obtenidos hasta ahora.
Con la educación debemos y podemos conseguir algo que siempre ha parecido utópico, pero que no lo es: IGUALAR A TODOS LOS COMPONENTES DE LA SOCIEDAD EN PREPARACIÓN PARA QUE, DE VERDAD, HAYA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES.
Hya que luchar para conseguirlo, pero debemos obtener esa igualdad, empujando hacia arriba a los de abajo y no al revés.
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