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¿Por qué es necesario educar en valores?
07.06.09 - Escrito por: José Bonilla Borrego
Uno de los principales propósitos de la educación podría ser que el alumnado adquiera valores básicos positivos para un completo desarrollo personal y la integración social en la comunidad en la que vive.
El sistema educativo se enfrenta a una problemática fundamental, el hecho de que un cierto número de adolescentes y jóvenes – por suerte no todos- se desarrollan en una ausencia parcial o casi total de valores sociales positivos con las consiguientes distorsiones de conducta. Así que, cuando esta realidad llega a los centros docentes, nos encontramos con un profesorado desbordado por la situación.
El profesorado está expuesto a la visión (muy crítica por cierto) de la sociedad: alumnado, compañeros, padres y madres, los mass media... que los observan y les exigen una perfección imposible ( Lorcertales y Núñez, 2001). La sociedad pretende que se encuentren solución a estos problemas en los centros educativos, ya que el modelo de familia tradicional no es el común en la actualidad y gran número de adolescentes no disfrutan de la suficiente y deseable cercanía de sus padres.
Aparece un gran número de conflictos. Un alumnado a veces desmotivado hacia las tareas académicas, con una evidente falta de esfuerzo y estudio, unas pautas de comportamiento inadecuadas y en ocasiones muy agresivas, una inquietante falta de respeto hacia el profesorado, desorientación vocacional y profesional... con las que el profesorado ha de enfrentarse día a día y cada vez con más necesidad de metodologías innovadoras que aporten soluciones válidas. Desilusionado y desbordado por las condiciones en que trabaja, el malestar docente es ya una realidad constatada y estudiada (Esteve, 1987).
Al analizar este panorama, se puede uno cuestionar si tiene sentido educar en unos valores positivos que a veces “parecen” ser contrarios a los que propugna una parte de la sociedad, ya que desde muchos entornos se ofrecen modelos distorsionadores de la infancia y la adolescencia.
A pesar de todo prefiero pensar que sí. Es preciso educar en valores positivos porque con esa educación preparamos a nuestro alumnado para ser mas libres frente a muchas ofertas e insinuaciones inadecuadas. Y de la misma forma la educación en valores se convierte en el mejor procedimiento para dar testimonio de alternativas mejores.
Y es a la educación a quien compete este desafío. Según Delors (1996) hay dos importantes retos a la educación en el mundo actual: Por una parte, la educación deberá proporcionar el conjunto de conocimientos necesarios para moverse en una sociedad que cada vez es más compleja; por otra parte, que sean capaces de mantener un proyecto de futuro propio en medio de tanta información y tantos avances.
Victoria Camps afirma que “ la educación se desarrolla en torno a una idea de la persona y de la cultura que se quiere conservar y transmitir. Por ello, educar supone ejercer una cierta autoridad: la autoridad de quien tiene experiencia y saber para enseñar qué tipos de conductas son los más convenientes para la democracia y la convivencia pacífica” ( Camps, 1996, 99).
Si entendemos que la educación consiste en ayudar a los individuos a ser autónomos es necesario crear hábitos, costumbres, formar el gusto... Si queremos enseñar a alguien a pensar por sí mismo, debemos trabajar con unos contenidos concretos, con imágenes y con ideas sobre las que desarrollar el pensamiento (Camps, 1996).
Adela Cortina (1994) por su parte asegura que es posible y deseable educar en valores siempre partiendo de determinadas actitudes:
En primer lugar, usar la autoridad moral (la que se le reconoce y otorga a alguien porque gracias a su palabra y su vida merece credibilidad) frente al autoritarismo que no puede justificarse.
En segundo lugar, emplear siempre respuestas razonadas en vez de recetas o normas rígidas sin explicación.
Y, por fin, una actitud de diálogo y tolerancia activa.
Y, puesto que es tarea ineludible y necesaria el contar con los jóvenes no sólo para vivir en la sociedad actual sino, y sobre todo, para construir la del futuro, es nuestra responsabilidad como educadores poner el máximo esfuerzo para conseguir este objetivo, la educación en valores.
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