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Político de Calle: Harry Travolta.
17.05.09 - Escrito por: Eduardo Luna
Tras la última historia me quedaban ganas de seguir descubriendo nuevas tendencias, nuevas vidas y sobre todo nuevos esquemas. Me hablaron de un político retirado que hablaba demasiado pero transcribía con su mirada y sus gestos el placer de la comunicación de tu a tu sin tapujos. Habían intentado asesinarlo en más de una ocasión grupos terroristas y grupos aislados de contención moral que perseguían a los que públicamente manifestaban sus tendencias o creencias religiosas.
Conseguí su teléfono, su dirección y lo llamé. Su nombre es Harry Travolta. Tenía setenta años y gozaba de una vitalidad incuestionable en su silla de ruedas que le servía para, como el dice, ver las cosas desde otra altura. Al llegar a su casa, percibí el inmenso placer que sería conversar con un nombre curtido en tareas políticas, con una repercusión intachable. Me abrió la puerta una amable señorita de un metro ochenta de altura, con el pelo negro y los ojos verdes que no sé porque me recordaba a una camarera que trabajó durante unas semanas en el Doll´s. Al aterrizar de nuevo en la realidad de aquel sueño hecho mujer, encontré a Travolta mirándome despiadado, sin reservas, con una mirada absorbente. Tu eres el opinador, el articulista que se pasa el día contando historias de quién va y quién viene. Si señor, es un reto para mí poder entrevistarlo y un honor que me reciba en su casa. Hablamos más de tres horas en una zona de la casa que se comunicaba con una explanada dónde reinaba un jardín que jugaba con el reflejo de la luna. Soy viejo, pero me asombra ver como la clase política se degrada, crea redes y núcleos de votos, mercadea con las personas, amenaza a los ciudadanos, prometen y una hora más tarde rompen, hunden países prósperos, lanzan leyes para minar la moral, observan a la gente morir de desesperación y les dicen que mueren con ellos mientras les roban el pan de cada día con impuestos absurdos y sentencias de bicarbonato para asfixiarnos a todos y llevarnos a la deriva. Harry hablaba así de claro y siempre lo había hecho. Sus reflexiones eran dignas para leer, para reflexionar y valorarlas siempre con un entusiasmo próspero. Los políticos son en algunos casos, puro y estricto maquillaje, pancarta, bombo, publicidad y mensajes que llegan pero no convencen. Él fue diputado en el partido UCP (Unión Centro Popular) y desempeñó el cargo con una entereza y una convicción indescriptibles. Era un político de la calle, sin horarios, sin descanso, sin principio ni fin. Ahora sobre todo en las cercanías políticas hay demasiados asalariados a media jornada que sólo venden humo que para auxiliar sus carteras. El gran Harry Travolta, le llamaban, que tipo más auténtico, más visceral y sobre todo más propio. Defendió su cristianismo hasta la extenuación, defendió frente al partido más izquierdista de la izquierda su posición moral y argumentó que Dios lo ayudaba a levantarse cada mañana para ayudar a la gente. Interrumpió leyes que minaban la vida y explotó en la calle cuando la niebla de la sociedad era densa. Harry hizo esto y mucho más que sería interesante valorar en otras ocasiones. Un ejemplo en la política ante el desastre que tenemos ante nosotros sobre todo quiénes tienen algo de poder. Harry me despidió con una frase contundente y fría: si algún día piensas en pertenecer a la clase política, búscate a alguien que te guarde el alma y la cartera.
Me fui de la casa de Travolta, por cierto John era su primo lejano, subí al coche y me habían dejado una nota poco agradable. Deja tu pluma o con ella caerás. Enigmático verdad?. Hasta la próxima.
P.D. A Harry le gustaba mucho escuchar a Louis Armstrong y especialmte el tema Hello Dolly.
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