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Comienzo mi andadura por este espacio que se me brinda como colaboradora de la revista digital La Opinión en el que plasmaré reflexiones sobre cuestiones cotidianas y sus posibles implicaciones en nuestra vida, la mayoría relacionadas con la educación.
Este rinconcito me permitirá realizar algo que me apasiona: escribir. El espacio se llamará: Mafalda sueña con un mundo arco iris. Podría parecer un título más para una obra del siglo XVIII que para la sección de una revista, así que me gustaría justificar por qué se denominará así:
El seudónimo de Mafalda implica que los escritos de esta sección tendrán, desde el respeto, una mirada crítica. Y lo mismo que a la niña argentina le preocupaba la sociedad en la que vivía y hacía serios comentarios sobre aspectos de ella, una voz parecida a esa niña cobrará vida y hablará sobre temas importantes que atañen a nuestra sociedad actual y que no deberían pasar desapercibidos si queremos que el ser humano siga evolucionando, no sólo en su adquisición de conocimientos técnicos y tecnológicos, sino en algo más esencial: en su formación en valores.
Todos sabemos que los sueños suponen la realización de deseos, alcanzables o inalcanzables. De ahí que quien os escribe desee soñar con cosas que este mundo requiere y que le gustaría que fueran una realidad. Y, por supuesto, necesitamos un mundo arco iris en el que toda la diversidad de colores que representan los seres humanos de distinta índole tenga cabida en él.
Soy una mujer egabrense a la que le gusta leer, hablar, conversar, viajar y escribir. Aunque si tuviera que elegir entre todos esos hobbies, elegiría, sin dudar, escribir. Estudié en el IES Aguilar y Eslava en horario nocturno porque la profesión de mis padres requería de la ayuda de toda la familia. Me licencié en Filología Hispánica en la ciudad de Granada. Allí conocí a mi marido, me casé y me dediqué a cuidar a mis hijos.
Tengo un hijo y una hija. Cuando estos ya eran grandes, una charla de una maestra de Audición y Lenguaje en el colegio de mis hijos avivó en mí la idea de estudiar de nuevo, recordando quizás, inconscientemente, la vocación infantil de ser maestra. Me matriculé ya con cierta edad adulta en magisterio en la especialidad de Audición y Lenguaje. Comencé a ser maestra de AL en dos colegios de la Carolina (Jaén) hace 20 años y aún sigo en la profesión.
Así pues, soy maestra de Audición y Lenguaje de profesión y de vocación, por lo que la educación no sólo está integrada en mi quehacer diario, sino que es parte esencial de mi vida. Sueño con ideas para motivar a mi alumnado. Raro es el momento en que, en mi tiempo de ocio o en mis vacaciones, no surge dentro de mí algún interés que origina alguna actividad docente o algún material para llevarla a cabo.
Mi profesión hace que trabaje con los diferentes, con los niños y las niñas que tienen un potencial distinto, ni mejor ni peor, que el de la mayoría. Supongo que esa labor despierta en mí cierta sensibilidad para algunos temas.
El interés por la educación inherente a mí conlleva ciertos desasosiegos. A veces, acontece lo que denomino "señales de alarma" que me impactan por la gravedad de los sucesos y, sobre todo, porque interfieren en la creación de una sociedad libre de prejuicios, educada, adulta. Esto incita en mí la necesidad de escribir sobre ello.
Casi todos estos aconteceres ocurren en los distintos viajes que realizamos por gusto mi marido y yo. A mi marido le gusta mucho andar y ver monumentos del lugar. Su turismo, digamos, que es un turismo activo. No para quieto hasta que no ve la última piedra construida en el lugar. En cambio, a mí lo que me gusta no es andar, sino que me encanta hablar con los lugareños típicos, como diría mi ahijada "con el rústico lugareño", compartir momentos con personas que siempre nos aportan su saber. Me dicen cuáles son las costumbres y comidas del lugar, el patrón y la patrona y algo tan trivial y necesario como dónde comer. Disfruto mucho conversando.
De todas esas conversaciones improvisadas en distintos lugares de la geografía española, de las miradas atentas a los hechos que acontecen y de su posterior reflexión surgen los distintos escritos que verán la luz en esta sección y que espero que susciten en quienes los lean el deseo de meditar sobre lo leído.
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