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José María Tron: "Vamos dejando tantos trozos de nosotros mismos en la Semana Santa ..."

31.03.17 - Escrito por: Mateo Olaya Marín

El anuncio de la Semana Santa de Cabra de este año tiene una voz, la de José María Tron Moreno, cofrade experimentado, amplio conocedor de todo lo que supone y significa la Semana Santa y profesional de los medios de comunicación, desde donde ha difundido con suma generosidad y empeño los valores de nuestras cofradías.

Cuando uno tiene la suerte de hablar con José María, se da perfectamente cuenta que está ante una persona cabal, serena, madura, donde todo tiene sus tiempos y nada, absolutamente nada, es por casualidad. Cofrade de la Hermandad del Huerto, en la que fue ocho años su Hermano Mayor, miembro actual de la Junta de Gobierno de la Archicofradía de la Virgen de la Sierra, Tron Moreno, que será presentado por su hermano Alfonso Tron, prepara con esmero su pregón a la Semana Santa de su pueblo; un pueblo que espera con impaciencia la palabra y la emoción de una persona que recibe justamente este honor, por la gran trayectoria que le avala y por las capacidades que le adornan para el atril.

Nos acercamos a su persona, y a su perfil, para hablar de cofradías, Semana Santa y, por supuesto, del pregón.

José María... cofrade, ¿desde cuándo? ¿Cuál es tu primer recuerdo?

- Es difícil situar el hito en un primer recuerdo, porque a veces afloran momentos o situaciones hace tiempo olvidadas. Pero las imágenes que conservo con mayor nitidez en el plano personal son las de acompañar a mi tío Agustín, quien dirigía el paso de la Virgen de los Remedios, en los años en los que salía del Instituto Felipe Solís, o momentos en torno a la Cofradía del Cristo del Socorro, a la que pertenezco por herencia familiar.


Todos en algún momento, más allá de la cofradía de nuestra infancia o la que recibimos por vínculos familiares, podemos llegar a implicarnos intensamente en otra hermandad. ¿Por qué fue la hermandad del Huerto? ¿Qué motivó tu acercamiento a la cofradía?

- En la época de la juventud -de la primera juventud- buscamos, como en otras facetas de la vida, aquello que más nos llena o atrae. Aquellos años en la Hermandad del Huerto eran como una segunda refundación: se asistía a una renovación estética y humana de la Cofradía con la incorporación de la nueva imagen titular y su grupo escultórico, el paso, los cultos y actividades... Recuerdo que, aun sin ser hermano, me impactaba ver bajar la cofradía por la Calle Mayor en el crepúsculo del Domingo de Ramos, y la solemnidad y el orden que reinaba. Mi primo José Ángel y yo, junto a algunos amigos más decidimos "apuntarnos" para salir de capuchón, creo que allá por 1989, y ahí comenzó todo.

Años de continuos cambios y crecimiento en esta cofradía del Domingo de Ramos. ¿Qué recuerdas de tus inicios?

- Si no me falla la memoria, el primer año que me vestí de capuchón llovió y la Cofradía no salió -menudo estreno-, era el último ejercicio del mandato de Salvador Gumán y se comenzaba a fraguar una nueva Junta de Oficiales que encabezó Ángel Cuevas. Un grupo de jóvenes que mostramos cierto interés por la Hermandad asistimos a una reunión en la casa de Antonio Ramón Jiménez en la que se nos invitó a formar parte del nuevo proyecto. Descubrir la Hermandad por dentro, ayudar a montar los cultos, el paso, realizar el primer Vía Crucis, las reuniones y los preparativos en la antigua Casa de Hermandad del Vado del Moro -el actual Museo del Aceite- y el aroma de aceituna prensada del molino, donde se guardaba el paso, son sensaciones que no se olvidan.

Pasaste por distintos cargos en la Junta de Gobierno de la cofradía del Huerto, hasta que finalmente ostentaste el de Hermano Mayor en el 2001 hasta 2009 ¿Qué supuso para ti aquel ciclo de ocho años?

- Una experiencia inolvidable. Ser Hermano Mayor supone ser el responsable primero y último de la Hermandad, preocuparse todos los días y a todas horas de que todos los detalles, los grandes y los pequeños estén, si es posible, a punto; también supone estar en el ojo del huracán de todas las críticas, opiniones y pareceres de miembros de junta, hermanos y cofrades en general. Todo se mira con lupa. Convivir durante esos años con el variopinto equipo de personas que conformábamos la Junta de Oficiales y embarcarnos en el proyecto que precisamente este año toca a su fin fue toda una aventura. La pasión con la que afrontábamos la continua actividad anual era intensa. El trabajo, la ilusión y las satisfacciones iban a la par. Gracias al trabajo de todos los que conformábamos el equipo de hermanos-amigos y a la colaboración de muchos, la Hermandad creció y se vio reforzada.

¿Cómo has afrontado esta designación tan especial, todo un honor y distinción para un cofrade en Cabra?

- Con cierto miedo inicial. A pesar de mi profesión y lo que ello conlleva, soy una persona tímida. Aunque no se entienda, no es lo mismo una cámara que la presencia física de decenas de personas escuchándote. En lo meramente literario, no soy experto en el tema, sólo he hecho mis aportaciones escritas en contadas ocasiones, generalmente cuando alguna vivencia así me lo ha inspirado. Nunca he "opositado" a la plaza de pregonero porque mi presencia en el mundo cofrade tiene otro sentido más vivencial y menos protagonista.

Aun así, y viéndome apoyado por mi entorno, considero que vencer nuestros miedos y dar un paso al frente, aunque cueste, es reconfortante. Decir "no" a esta honrosa petición de la Agrupación hubiese sido una contradicción, al no acceder a una propuesta que, en parte, te hace la Semana Santa de tu pueblo. Supongo que, a la postre, el hecho en sí quedará como un gran y bonito recuerdo.

Aprovechando tu condición de periodista José María, ¿afrontas el pregón como un relato o crónica de la Semana Santa de Cabra?

- Supongo que la mayoría de los pregoneros, aun no teniendo dicha condición, así lo han hecho. Porque, en parte, pregonar la Semana Santa es hacer la crónica -previa en este caso- de lo que ocurrirá en esos ocho grandes días. Es anunciar lo que va a ocurrir en base a las sensaciones y vivencias experimentadas en años anteriores, sin dejar atrás reflexiones, diálogos e invocaciones a las bellas imágenes que representarán a Cristo y a María por nuestras calles. Podría decirse que el pregón es, un año más, la crónica de una muerte y, sobre todo, de una resurrección anunciada.

Puede llegar a decirse que en el proceso de confección del pregón, el pregonero experimenta esa extraña sensación de descubrir en su interior sensaciones y emociones quizás dormidas, de conocerse mejor a sí mismo y de, si me apuras, llegar a conocer mejor la Semana Santa de su pueblo tras realizar un trabajo de reflexión importante en cada hermandad, ¿no crees?

- Reviven en la memoria momentos del pasado, recuerdos representados casi en modo fotográfico, hasta algunos olores de las cuaresmas de la infancia. En este caso y debido al hecho antes comentado de mi cometido profesional, las cofradías egabrenses las tengo muy presentes en su día a día, documentarse y tener recursos para los programas y transmisiones hace que uno esté relativamente al tanto de, al menos, los elementos fundamentales para conocer a cada hermandad. Pero lo que si he vuelto a analizar es mi propia Semana Santa, cómo la vivo y qué sentimientos me transmite.

Tras haber escrito el pregón, ¿tu concepción de la Semana Santa de Cabra sigue siendo la misma?

- Hay un antes y un después, qué duda cabe. La propia Semana Santa de tu pueblo, a la que has dedicado tantas horas a través de tu cofradía,del trabajo o de cualquier otra forma, te pide ahora que la anuncies, que la mimes con tus palabras, por torpes que sean. Te compromete en un nuevo reto y una gran responsabilidad, pero a la vez te concede un gran honor y deposita en ti una confianza que te hace reforzar tu vinculación con ella.

Es como si el pregonero hubiera dejado un trozo de sí mismo en ella, y desde entonces, ya nada será igual. ¿Compartes esta sensación?

- Vamos dejando tantos trozos de nosotros mismos en la Semana Santa... muchas veces, y esos son los más importantes, sin que quede constancia de nuestro nombre. Ahora quedará en el aire del Domingo de Pasión, escrito en el papel, recogido en los archivos audiovisuales, y quizá en la memoria de alguien benévolo, lo que desde mi corazón quise decirle a la Semana Santa de Cabra justo en el momento actual, que a buen seguro sería diferente de lo que hubiese escrito en otro momento anterior o posterior.

¿Qué línea general y estilo persigue tu pregón? ¿Te has sometido a la estructura o esquema clásico?

- Sigue en general una línea clásica, y quizá en algún momento tenga un toque original pero discreto.

¿Qué aspecto consideras más esencial en el pregón: el biográfico o vivencial, el lírico, el reflexivo, el crítico? ¿Cuánto de biográfico tendrá tu pregón José María?

- Todos esos aspectos son necesarios para que el pregón tenga el sello de quien lo realice cada año. La autobiografía cofrade de un servidor, quizá en segundo plano, cobrará mayor protagonismo sólo en algunos pasajes.

Has elegido "Jesús de las Penas" de Pantión para que se interprete en el acto del pregón, ¿qué significa para ti esta bella composición?

- Sin ser una composición egabrense, su interpretación en Cabra fue muy habitual en los años en los que Jesús de las Penas y de la Oración en el Huerto llegó a nuestra ciudad, e incluso a nivel popular se llegó a identificar mucho con este paso de misterio. No es nada raro que sus primeros compases nos evoquen a la Imagen que tanto representa para mí.

Tu trabajo en los medios de comunicación, especialmente en Atalaya Televisión, te ha permitido conocer y experimentar la Semana Santa a través de un micrófono. Desde el punto de vista como cofrade, ¿qué te ha aportado concretamente tu trabajo?
¿Recuerdas algún momento especial o relevante que hayas vivido en torno a la Semana Santa y sus cofradías, dentro de tu trabajo?

- Siempre he respetado los sentimientos sinceros, el apego de cada cofrade por su hermandad. Pero a través del trabajo aún se valora más a esas personas que dan tanto de sí mismas hacia sus cofradías. También se descubre en muchas ocasiones a quienes más bien buscan el protagonismo y sus propios intereses personales, que suelen ser los menos abundantes, gracias a Dios.
Por otra parte, a pesar de que mi trabajo y el de mis compañeros sea un sacrificio, máxime en esos días de asueto y descanso para muchos, saber que junto con ellos hacemos llegar las cofradías, sus cultos y actos, sus desfiles procesionales, a personas que no pueden estar presentes en las calles o en los templos por enfermedad o cualquier otra imposibilidad es algo que reconforta. Unir trabajo y pasión hace más apasionante el trabajo.
En cuanto a momentos relevantes, la transmisión de aquella Magna Jubilar Egabrense de Septiembre de 2015, con todas las imágenes inéditas y para la historia que se vivieron, supone algo difícil de olvidar. Nunca hasta ese momento había tenido, por ejemplo, la ocasión de transmitir el paso de mi propia cofradía sin yo estar presente en la misma. Y también recuerdo con mucho afecto la transmisión de la procesión extraordinaria de la Virgen de la Soledad desde el balcón de mi querido y recordado compañero Eusebio Muriel, compartiendo con él esos momentos especiales.

Dentro de tu labor como presentador en ATV, realizas un importante trabajo en la recuperación de vídeos y grabaciones de los veinticinco años de existencia de este medio local. ¿En qué ha cambiado la Semana Santa de Cabra en todo este cuarto de siglo?

- Si vemos las entrevistas a los hermanos mayores de hace veiticinco años y las comparamos con las de ahora, observamos el gran descenso de la edad media de los entrevistados. A pesar de que ya por esos años había mucha juventud en bastantes cofradías, la mayoría de las personas que estaban al frente de las mismas tenían algunos años más, y, por supuesto, veteranía. La evolución estética ha sido notable, y positiva en la mayoría de los casos.

José María, con sinceridad, ¿qué echas de menos de la Semana Santa de ayer, con respecto a la que vivimos actualmente?

- En el plano personal, la ilusión, obviamente, era mayor, sin que ahora deje de existir. Disfrutar se disfruta hoy como ayer. En general, del ayer añoro la sencillez y naturalidad con la que se hacían las cosas. Se disponía de menos medios, pero todo salía adelante, y se vivía menos de cara a la galería.

Y por el contrario, ¿en qué punto consideras que hemos evolucionado positivamente?

- Creo que las cofradías que han sabido o podido mantener una línea de cohesión y a la vez evolucionar, se han reforzado con el paso de los años, han tomado más conciencia del papel que les toca jugar en la actualidad.

Un breve cuestionario:

- Una marcha: Amarguras
- Una marcha de Cabra: Martirio
- Un lugar: cualquiera que huela a incienso
- Un momento: regreso del Huerto por José de Silva
- Una imagen de Cristo de Cabra (exceptuando a nuestro Titular): Jesús de las Necesidades
- Una Dolorosa de Cabra: Soledad
- Una flor: rosa
- Un color: rojo
- Un sabor: el del desayuno del Domingo de Ramos: gajorro, magdalena, pestiño y café con leche.

*Pueden leer la entrevista también en la revista "Evoca Pasión Cabra"

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