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Grabados que reproducen los ochos paños de la tapicería llamada del Apocalypsi (Propiedad de la Corona Real de España) por Pedro de Madrazo (¿Madrid, 1880?)
27.02.17 - Escrito por: Antonio Suárez Cabello
 Traemos como Libro del Mes el titulado Tapicería llamada del Apocalypsi (Propiedad de la Corona Real de España), obra flamenca del siglo XVI, por el Ilmo. Señor Don Pedro de Madrazo, de las Reales Academias de San Fernando y de la Historia.
No está identificado el lugar de edición, el nombre del editor y la fecha de publicación. El título referido y el autor constan en la primera página. Palau (146404) lo supone impreso por M. Fortanet en 1880. El volumen, de grandes dimensiones (45,00 x 33,00 cm), con encuadernación a la holandesa, contiene como ilustraciones 8 hojas de láminas a doble hoja encaradas, que corresponden a la estampación de los grabados de los tapices. Consultado el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español localizamos ejemplares solamente en el Ateneo de Madrid, en la Biblioteca del Senado, y en las Academias de Bellas Artes de San Fernando y de la Historia.
En nota a pie de página se informa que los ocho cobres fueron grabados por el reputado profesor académico D. Domingo Martínez, reproduciendo los ocho paños de esta soberbia tapicería, inéditos hasta aquel momento, que fueron costeados, según Madrazo, "por la munificencia de S. M. el rey consorte D. Francisco de Asís, celoso amante de las artes", quien le había encomendado la presente Monografía, consistente en la redacción de una obra histórico-crítica que comprendiese las tapicerías más notables de la Corona.
Por dicha nota sabemos también que una serie de circunstancias, no mencionadas, hicieron fracasar un intento inicial del proyecto, siendo los cobres generosamente cedidos por su Majestad a Madrazo. Estos quedaron largo tiempo en su poder "esterilizados y oscurecidos", cuenta; añadiendo en la anotación que "hoy que la más recomendable de todas las artes industriales -la tapicería- parece recobrar el favor perdido, no se estimará inoportuno la publicación de las ocho bellas reproducciones que yacían ignoradas con detrimento de la fama que corresponde a la admirable tapicería del Apocalysi existente en el Palacio Real de Madrid".
Antes de describir los paños de la tapicería del Apocalysi, Pedro de Madrazo y Kuntz, pintor, escritor y crítico de arte español (Roma, 1816; Madrid, 1898), realiza un ensayo histórico sobre la tapicería, que la define como el arte de tejer con hebras de varias tintas paños en que se representan los mismos objetos que reproduce la pintura por medio de la línea y de los colores. Considera que debe ser tan antigua "como las otras artes que sirvieron a las grandes naciones, donde nació la historia escrita, para manifestar sus ideas de fasto y de magnificencia". Piensa que la tapicería comenzó en el Oriente, "donde las sociedades humanas tuvieron su cuna".
En el apartado que habla acerca de los paños bordados y labrados en el Imperio de Oriente, hay otra nota a pie de página con el siguiente texto: "Escribimos estas líneas a 11 de abril de 1879, tres días después del fallecimiento del Sr. D. Isidoro Rosell, dignísimo individuo del Cuerpo de Archiveros-bibliotecarios a cuya inteligencia y celo estaba confiado el departamento de estampas de la Biblioteca Nacional de esta corte". Lo que nos hace suponer que la fecha de edición de 1880 puede ser la más acertada, aunque no figure en el libro.
Indica Madrazo que mientras las fábricas asiáticas, las de Egipto y las del Imperio de Oriente mantenían el monopolio de la confección de las estofas labradas o brocados durante los ocho primeros siglos de la Edad Media, "el bordado era el único procedimiento usado en las naciones occidentales para la ornamentación de las telas y ropas". Al parecer, escribe, en el siglo IX empezaron a establecerse telares en Sicilia para fabricar sederías labradas, "cuando aún era esta isla provincia del Imperio Oriental". De Sicilia, el arte de tejer sederías labradas pasó a Luca, y de aquí, argumenta, "se esparcieron por toda Italia los artífices tejedores, instalando sus telares y obrajes principalmente en Venecia, Florencia, Milán y Bolonía".
Los elogios que realiza en el capítulo Edad media europea al país galo son evidentes: "Tiene Francia la suerte de que sus amantes hijos velen incesantemente por su buen nombre y la honren de todas maneras, presentándola a las demás naciones como heredera de los más grandes pueblos de la Edad Antigua en el magisterio de todas las artes e industrias que constituyen, si no la civilización en su genuino sentido, al menos la civilidad y la cultura". Nos traslada en su escrito a la época en la que ya consta la existencia de los telares de alto lizo en la ciudad de Arrás. De allí pasamos a los Países Bajos y a la época del Renacimiento en Italia, Flandes y España, donde se conoció el uso de la tapicería de altos lizos. Hubo en nuestro país, prosigue, una ciega afición a los paños de Arrás, puesto que eran frecuentes las relaciones comerciales y al buen trato que se mantenían con los franceses y flamencos. Estas tapicerías serían muy conocidas en su época en Andalucía.
El arte de bordar imitando la pintura, señala Madrazo, "tuvo su apogeo en Europa durante los siglo XV y XVI: Francia e Italia sobresalieron en él, y no escasa gloria le cabe a nuestra España en su ejercicio, debido sin duda a que la sedería indígena había recibido gran fomento con las acertadas medidas de la Reina Católica, merced a las cuales, después de proveerse las fábricas de la Península (Valencia, Sevilla, Granada, Toledo), salía mucha seda por mar para Génova, Florencia y aún Túnez". Lamenta nuestro autor, considerándola de absurda, la pragmática de Carlos V prohibiendo la exportación de este artículo en el que nuestros bordadores de imaginería descollaron por su mérito. En su ensayo recoge que las princesas de la casa de Austria siguieron el ejemplo de las damas ilustres de la Edad Media, "y emplearon sus aristocráticas manos en bordar paramentos sacerdotales para algunos templos de España, que, como la catedral de Palencia, los conservan a manera de preciosas reliquias".
La palabra Apocalypsi es un término griego que significa revelación, una revelación hecha por Dios a los hombres de cosas ocultas, especialmente de cosas referidas al futuro. El lector del libro de las visiones proféticas se deja ganar rápidamente por el conjunto de imágenes, ciertamente complicado, pero con mucha fuerza. El mensaje está envuelto de certeza y esperanza. De su argumento, a nivel artístico, se han sacado motivos para obras de pintura mural, de iluminación y miniatura, de pintura de vidrio, de xilografía, tapicería, etc., etc. Sus testimonios se prestan admirablemente, como subraya Madrazo, a ser traducidos en obras pictóricas de mayor interés: "el genio del arte plástico, cualesquiera que sean sus tendencias, tiene en ellos abundantísima mina de pensamientos adaptables a las maravillas que crean la línea y el color", mostrando que la tapicería presentaba a los pintores "campo aún más vasto para reproducir en grande escala las diferentes revelaciones del profeta de Pathmos".
Dos tapicerías del Apocalypsi poseyó la corona de España, de la que se hace una historia sumaria de la única que conserva, aclarando que no es la inventariada en 1420 en el palacio del duque de Borgoña, Felipe el Bueno, puesto que los paños no estaban tejidos con hilo de oro. Es la segunda tapicería la que es objeto del presente trabajo, recogido en el libro que nos ocupa. Dice Madrazo que en el Archivo de Simancas existe un documento redactado en estos términos: "Los ocho paños de la tapicería de la historia de Sant Juan Apocalysi, de hilo de oro, plata, seda y sayeta, que su magestad mandó tomarla a Diric de Mulenase y Gaspar Vanvtreque [...]". Esta es, refiere que sin el menor género de duda, "la suntuosa tapicería existente en el Palacio Real de Madrid, que hoy por primera vez publicamos grabada".
Se ignora el nombre del príncipe o magnate para quien estaba destinada esta tapicería, así como su creador. Está calificada de obra flamenca de principios de la decimosexta centuria. Parece que esta soberbia tapicería es producto de las fábricas de Bruselas, así se desprende de los inventarios de la Real Casa de los últimos dos siglos.
El uso al que venía destinada esta magnífica obra del arte industrial puede ser diverso. Nuestro ensayista explica: "No vamos a abusar de la paciencia del lector ofreciéndole la interminable lista de las fiestas, religiosas o simplemente palaciana, en que la vemos figurar; basta que, por vía de muestra, le recordemos algunas ocasiones solemnes en que las paredes, ora del templo, ora de los reales aposentos, aparecieron ataviadas con las tremendas escenas apocalípticas. Las tomamos todas del reinado del cuarto Felipe, que fue bautizado y jurado príncipe, digámoslo así, entre los paños de la tapicería de Túnez, la más usada de todas en tiempo de su padre".
De cada paño se hace una descripción y explicación, exposición del asunto y declaración. Igualmente del texto en que se inspira y medidas de la tapicería (alto por ancho). I: Desde el versículo 9.º del capítulo I hasta el 7.º del capítulo V. (5m28 x 8m62). II: Desde el versículo 8.º del capítulo V hasta el 8.º del capítulo VII (5m22 x 8m43). III: desde el versículo 9.º del capítulo VII hasta el final de capítulo X (5m22 x 8m67). IV: Desde principio del capítulo XI hasta el versículo 5.º del capítulo XII (5m18 x 8m62). V: Desde el versículo 7.º del capítulo XII hasta el versículo 5.º del capítulo XIV (5m12 x 8m40). VI: Desde el versículo 6.º del capítulo XIV hasta el versículo 10.º del capítulo XVI (5m26 x 8m88). VII: Desde el versículo 10.º del capítulo XVI hasta el versículo 19.º del capítulo XIX (5m25 x 8m56). VIII: Desde el versículo 19.º del capítulo XIX hasta el final del libro (5m30 x 8m62).
Detallamos a continuación las estampaciones de los grabados con su correspondiente sinopsis descriptiva. Todos los grabados, como dijimos en el inicio, son de Domingo Martínez Aparici (Valencia, 1822; Madrid, 1898). Los dibujos de los paños uno, cuatro y ocho son de Juan de Barroeta; los paños dos, tres, cinco y siete de Leopoldo Sánchez, y el paño seis de José Vallejo. Las medidas de las láminas desplegables son de 44,50 x 63,00 cm. Los textos descriptivos están recogidos de la colección en red que posee el Museo de Bellas Artes de Córdoba.
PAÑO I: "Dios envía a Juan a las siete iglesias de Asia y le encomienda escribir todo lo que oiga. Al volver, vio siete candeleros de oro y a Dios Padre. Además se representan las siete iglesias. Después San Juan tuvo una visión y se encontró ante Dios en su trono rodeado de los evangelistas y de los veinticuatro tronos. A la derecha de Dios, en su regazo estaba el libro de los siete sellos y el cordero degollado. Todo el grabado va rodeado de una greca floral con animales".
PAÑO II: "El tema tratado es el de la apertura del Libro de los Siete Sellos en el que aparecen los enviados de Dios a caballo y la caída del Sol y las estrellas tras un gran terremoto. A la izquierda, aparecen los degollados por la Palabra de Dios mientras cuatro ángeles retienen a los vientos hasta que los siervos de Dios son sellados. Lleva una banda con decoración floral y animal".
PAÑO III: "En este grabado, se plasma el toque de las tres últimas trompetas anunciando las tres plagas: la de langosta, la de los caballos con cabeza de león que extendieron el humo y la de los que emanaban azufre. De otro lado, los ángeles matan a aquéllos que no se arrepintieron y, en el centro, el Cordero Místico es adorado. Alrededor lleva una greca con animales, flores y frutos".
PAÑO IV: "San Juan recibió una caña para medir el templo de Dios y mandó a dos testigos para profetizar. Una vez que ellos cumplieran su misión, la bestia del abismo los destruirá y sus cuerpos yacerán en la plaza de Sodoma y Egipto. El séptimo ángel tocó la trompeta y los veinticuatro ancianos se postraron ante Dios. Se abrió el templo de Dios y dejó ver el arca del Testamento, aparición en el cielo de una mujer envuelta en el Sol sobre la Luna y con doce estrellas, y el dragón quitó parte del cielo esperando a que pariese para acabar con el Hijo de Dios".
PAÑO V: "La Virgen huyó al desierto. Hubo una batalla en el Cielo y San Miguel luchó con Satán arrojándolo a la Tierra. Allí persiguió a la mujer, que fue protegida por un par de alas que la llevaron al desierto. Apareció una bestia a la que Satán le dio poder y la seguía
por toda la Tierra. Después apareció una segunda bestia con cuernos como de cordero con actitudes para matar mientras que, de
otro lado, el Cordero esta en Sión con los elegidos".
PAÑO VI: "Apareció un ángel con un evangelio anunciando amenazas contra Roma. Un segundo ángel anunció la caída de Babilonia y el tercero anunció ruinas a aquellos que adoren a la Bestia. Encima, en una nube, estaba el Hijo con una hoz en la mano y otro ángel anunció la hoz porque era hora de la siega, vendimiando la vid y salió sangre de la cuba hasta los frenos de los caballos. Otra vez anunció siete plagas con siete ángeles que derramaron sus copas con la cólera de Dios: uno sobre el mar, otro en la Tierra, otro en los ríos y otro sobre el Trono de la Bestia. El grabado va rodeado por una banda con vegetación y fauna".
PAÑO VII: "El sexto ángel derramó la copa sobre el Éufrates y de la boca de las tres bestias salían espíritus inmundos. El séptimo estaba en el aire y de repente se oyó la voz de Dios. Babilonia se partió en tres, cayéndole una granizada. Se vio el Juicio de la gran remera del río, un ángel iluminó la Tierra y apareció la boda del Cordero y su esposa. El Verbo de Dios cabalgó con una espada en la boca para herir a las naciones".
PAÑO VIII: "Plasma la batalla de Armagedón, donde se vence a la Bestia. Un ángel bajó del Cielo con la llave del abismo y una cadena atrapando a Satán. En el cielo, se ve la nueva Jerusalén con sus puertas y un río de agua de vida. Va rodeado de una greca floral y con animales".
BIBLIOTECA HISTÓRICA AGUILAR Y ESLAVA
Libro del Mes:
Madrazo, Pedro de (1816-1898)
[Tapicería llamada del Apocalypsy : propiedad de la Corona Real de España : obra flamenca del siglo XVI / por Pedro de Madrazo].-- [S.l. : s.n., s.a.]
137 p., VIII h. de lám. ; 45,00 x 33,00 cm
Tit. y autor constan en p. 1.
Palau, 146404, lo supone impreso por M. Fortanet en 1880.
Las h. de lám. lit.: Domingo Martinez lo grabó, lo pintó Juan Barroeta (1 y 8), Leopoldo Sánchez (2, 3, 5y 7), Juan Becerra (4) y José Vallejo (6).
Las h. de lám. a doble h. encaradas; 44,50 x 63,00 cm desplegadas
Enc. hol.
Materia/género: Tapices flamencos-S.XVI. Artes industriales-S.XVI.
Sig. Top.: 0118
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