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XIV CONGRESO GEOLÓGICO INTERNACIONAL EN CABRA (II) - El "itinerario"

13.11.16 - Escrito por: Pablo Luque Valle

El artículo anterior lo dedicamos a las Banderas Nacionales que recibieron a los geólogos en el Picacho de Cabra el 15 de mayo de 1926, dentro de las excursiones previstas en el XIV Congreso Geológico Internacional. Aquellos mismos Pendones, posteriormente fueron izados la tarde del 17 de agosto de 1929 en el marco de la Romería de Votos y Promesas (La Opinión, nº 910, 25 de agosto de 1929), en conmemoración al reconocimiento del Picacho de Cabra como Sitio Natural de Interés Nacional, en la que tanto tuvo que ver la visita de los científicos a este lugar (La Opinión, nº 905, 21 de julio de 1929).

Con objeto del XIV Congreso Geológico Internacional, se organizaron distintas excursiones por toda la geografía nacional. Antes del evento, simultáneamente hubo grupos de congresistas que visitaron el Estrecho de Gibraltar y Norte de Marruecos (A-1), la Serranía de Ronda (A-2), los yacimientos metalíferos de Riotinto y Linares (A-3), la serranía de Sierra Morena, Córdoba y su sierra y campiña (A-4), Burgos y sus alrededores (A-6), las Islas Canarias con ascensión a la cima del Teide (A-7), Cabra y su famoso yacimiento paleontológico y Picacho, el Torcal de Antequera, Loja y Granada, con ascensión a la cumbre del Veleta. A esta última excursión se le denominó "Excursión A-5. De Sierra Morena a Sierra Nevada" (IGE, 1926). Asimismo, durante la reunión científica existieron excursiones más cortas y próximas a Madrid: las Minas de Almadén (B-1), la Sierra de Guadarrama (B-2) y a Toledo y a Aranjuez (B-3). Y, después del científico simposio se acudió a la cuenca hullera de Asturias (C-1), a los yacimientos de hierro de Bilbao (C-2), a la cuenca potásica de Cataluña, región volcánica de Olot y Pirineo central y oriental (C-3 y C-4), a las Islas Baleares (C-5), y finalmente, a Despeñaperros (A-X) (La Opinión, nº 739, 16 de mayo de 1926 y Ayala-Carcedo et al., 2005).

A propósito de la excursión que a la ciudad de Cabra le afecta, hoy planteamos la siguiente incógnita ¿qué ruta siguió la caravana de "Sabios" para ascender al Picacho de Cabra?.

La Guía dedicada a la Excursión A-5 editada en 1926 ad hoc por el Instituto Geológico de España para tal reunión científica, el profesor Juan Carandell firma el capítulo "La Sierra de Cabra. Excursión a los Lanchares y al Picacho". Entres sus páginas nos describe cuál sería el itinerario a seguir por los excursionistas: "Se saldrá en las primeras horas de la mañana en autos, por la carretera de Priego. // Kilómetro 14, Fuente del Río. Obsérvanse diaclasas verticales y estrías de fricción, que quizás indiquen o inicien cobijadura profunda sobre el triásico. // Hasta el kilómetro 19 la carretera se desarrolla en cretácico, por entre frondosos olivares y viñedos, subiendo junto al barranco de Jarcas; poco antes de aquél se salva el contacto entre el cretácico y el jurásico; asoman las rojas calizas titónicas en grandes losas; por la izquierda el aludido barranco salta el escalón entre ambos terrenos mediante una cascada. // Junto al kilómetro 18 se habrá atravesado el arroyo de los Frailes mediante un puente en cerrada curva; este arroyo nace en la fuente de igual nombre, en pleno piso titónico, a menos de un kilómetro de dicho puente. // Unos expedicionarios pueden remontarlo desde allí, para reunirse luego con los que recorran el manchón desde los alrededores del kilómetro 20, y así estudiar el yacimiento fosilíefero por dos puntos distintos. // A las once, ascensión al Picacho, pasando por Los Colchones, otro notable yacimiento, y por la depresión anticlinal epigénica de la Viñuela. A las dos, almuerzo en el Picacho. A las cinco, descenso, y a las seis y media, paso por el yacimiento de Aragonito junto a la estación; regreso a Cabra a las siete" (Carandell, 1926b, pp. 40-41).

La prensa local de la época nos describe el ascenso con estas breves líneas: "El día 15 por la mañana, los excursionistas extranjeros, que suman 40, más el Alcalde y demás señores de la Comisión organizadora de las fiestas, saldrán en automóviles hasta el cortijo de «Los Pelaos», de la carretera de Priego, allí tomarán las caballerías, reconocerán Los Lanchares, investigando los yacimientos fosilíferos titónicos de fama mundial de dicha zona, siguiendo después al Santuario de nuestra excelsa Patrona. // Allí serán recibidos por el hermano mayor de la Cofradía y demás señores de la Junta Directiva" (El Popular, nº 401, 5 de mayo de 1926, p. 4).

Si hacemos un detallado análisis del recorrido pensado por Carandell, podemos atrevernos a dibujar el itinerario exacto por dónde discurrieron aquellos Sabios.

Los ilustres visitantes realizaron su primera parada en el paraje de la Fuente del Río, manantial vauclusiano y génesis del Río Cabra, donde observaron diaclasas y demás formaciones geológicas a caballo entre el triásico y jurásico. Continuaron en dirección a Priego de Córdoba por la carretera de Monturque a Alcalá la Real, la actual carretera A-339 Cabra-Alcalá la Real; la cual transcurre por varios pisos geológicos, de interés para los científicos. En el kilómetro 18, aquellos de mi generación y más mayores, recordarán perfectamente la curva de la carretera a su paso por el arroyo de los Frailes, tal y como describe Carandell, conocido como el Puente Villaplana o Puente Vilaplana (Luque y Pestana, 2003). En este punto se propuso una parada para que algunos excursionistas remontasen el cauce del río y estudiasen el yacimiento fosilífero titónico en el entorno de la Fuente de los Frailes. por la margen derecha del cauce discurre el Camino de los Frailes y/o Vereda del Duque (Luque y Pestana, 2003). El grueso de la expedición se detendría en el Cortijo de los Pelaos (hoy Venta de los Pelaos), punto kilométrico 20, para cambiar los vehículos por las caballerías y desde aquel lugar ascender al Santuario. Allí había preparadas 46 caballerías menores; dos de ellas con cerón, cargados de picos, barrenas, etc. para favorecer el estudio de Los Lanchares (La Opinión, nº 738, 9 de mayo de 1926). Enterados los vecinos y vecinas de Cabra de que hacían falta jamugas para las señoras extranjeras de la excursión científica, en su visita al picacho, ofrecieron prestar un total 11 pares de estos aparejos: "don Alfonso Cubero y doña Amparo Silva, 2 pares; doña Josefa Mora de Lama 1 par; doña Emilia Mazorriaga de Mora 1 par; doña Dolores Luque, viuda de Moreno, 1 par; don Manuel Cordón Moriel 2 pares; doña Cándida Piñeiro 1 par; don Juan Leña 1 par; doña Casilda Valenzuela 1 par; doña Filomena Valdecasas 1 par" (La Opinión, nº 738, 9 de mayo de 1926, p. 3). Hubo muchas más monturas que mujeres científicas; por tanto, cabe la posibilidad que se utilizaran también para los caballeros.

La hilera de excursionistas, acompañantes y arrieros (entre ellos figuraba Antonio Reyes) bajarían por el Camino Vecinal de Priego, Camino Viejo de Priego, Camino de Priego, Camino Viejo de Cabra a Priego, Camino de la Estación, Carretera de Leña (Luque y Pestana, 2003) o, como lo conocemos hoy en día Camino de San Marcos. Para unirse con sus compañeros en los alrededores del Cortijo de los Frailes; dónde aminorarían la marcha con objeto de estudiar los diversos fósiles por allí existentes. Desde dónde ascenderían por el Camino de la Solana de los Frailes y/o Vereda del Duque (Luque y Pestana, 2003) -como se marca en el mapa adjunto- hasta el famoso paraje de Los Colchones, lugar dónde debieron detenerse a analizar su rico yacimiento fosilífero y su importante fisionomía geológica. En la Guía de la excursión (IGE, 1926) Carandell describe los 91 tipos de fósiles que se pueden hallar en el manchón titónico de Cabra (Phylloceras, Racophyllites, Lytoceras, Haploceras, Hoplites, Belemnites, Nautilus,...). Carandell confirmó que el yacimiento fosilífero egabrense se extiende desde el puerto del Monjón hasta la Fuente de los Frailes, a lo largo de ambos lados de la carretera hasta los escarpes de La Viñuela, Los Colchones y Cortijo de la Aulaguilla (La Opinión, nº 734, 11 de abril de 1926). Es preciso indicar que gran parte del trayecto de Los Lanchares fueron a pie, tanto en la subida como en el descenso, con el propósito de recoger fósiles, tomar notas, hacer fotos, realizar croquis,... (La Voz, nº 2449, 20 de mayo de 1926).

Nuevamente seguirían ascendiendo por el Camino Viejo de la Virgen de la Sierra, muy posiblemente se desviaran momentáneamente por la Vereda del Duque al descansadero de ganado de la Fuente del Lobo (Luque y Pestana, 2003) para abrevar las bestias y observar el perfil geológico de los Tajos de la Aulaguilla próximo al hoy derruido cortijo del mismo nombre, a los pies del Camino Nuevo de la Virgen de la Sierra. Continuarían su marcha hasta el Cortijo de la Viñuela, donde se detendrían no sólo a refrescarse en su extraordinaria Fuente, sino también a contemplar el bello paisaje y horizonte de las Béticas, así como a analizar la estructura geológica. Afrontando el último tramo por las revueltas hacia lo más alto de la Sierra de Cabra. Al final de las revueltas, un congresista suizo y el arriero Antonio Reyes, protagonizaron una curiosa anécdota; el forastero quitó al egabrense su sombrero cordobés y se lo colocó; y en cambio, el científico colocó su mascota en la cabeza del arriero. Ambos mostraron signos de confraternidad, entrando de esta guisa en el Santuario, lo que arrancó aplausos y vivas (La Opinión, nº 740, nº 23 de mayo de 1926).

Algo más allá de las 11 de la mañana del día 15 de mayo de 1926, al terminar la función religiosa en honor de San Isidro Labrador en la Romería de los Hortelanos, que se celebraba aquel mismo día, unas doce mil personas se situaron en el cortado lado de los Lanchares, por donde los científicos se acercaban a los lomos de sus cabalgaduras. Cuando éstos se situaron en el vistoso caracoleo de las revueltas, el Hermano Mayor (Manuel Mora Aguilar) dio orden de izar las Banderas de los 13 países. Momento que debió ser extremadamente emocionante. Los Pendones estaban repartidos uno a uno en la entrada al picacho desde el camino de las revueltas, justo antes de la puerta metálica, y no en el mirador circular que corona esta cumbre; "en primer lugar ondeaba el pabellón español, a la derecha la bandera de Cuba; las demás banderas se distribuyeron en ambos lados de la entrada de la cerca. // Cuando comenzaron a llegar los excursionistas extranjeros, el público formó calle; se oían aplausos y vivas a los Sres. Del Congreso geológico. Las Srtas. agitaban los pañuelos, ellos saludaban y se descubrían, dando vivas a España y a Cabra. // En la puerta de la cerca estaba el Hermano Mayor y don Antonio Lama, recibiendo a los excursionistas.... // Antes de entrar en la cerca, los extranjeros llegaban al pabellón de su nación y se descubrían y saludaban, alguno de estos besó su bandera" (La Opinión, nº 740, 23 de mayo de 1926, p. 3).

Cuando la animación era inusitada en el patio, galerías y demás dependencias del Santuario, en el reloj sonó la hora de la despedida. Eran las cinco de la tarde. Tal y como el programa oficial había fijado. La caravana de caballerías enfiló hacia la puerta y comenzó el ilustre desfile. "El Hermano mayor en la corona de la vuelta segunda, iba despidiendo, uno por uno, a las señoras y caballeros de la excusión; de los últimos en llegar fueron la bella Srta. Guiral, de Cuba, y los señores Hernández Pacheco, Carandell, Novo y otros. // ¡Mire V., mire V., señor Hermano mayor! Estuve en el templo y cantón... de un modo, que me han hecho llorar..., decía la Srta. Guiral; fíjese, por mi mejilla rueda una lágrima de emoción, sí, señor, de emoción. // El Sr. Novo... repetía ¡es muy hermoso! ¡es muy hermoso!" (La Opinión, nº 740, 23 de mayo de 1926, p. 4). Según descendían los foráneos, desde el tajo recibían la triste despedida de los hortelanos y hortelanas, a la vez que las 13 Banderas empujadas por el viento norte ondearon a toda vela, embelleciendo la cresta. Llegaron a Los Pelaos, donde nuevamente cogieron los autos que les llevarían a la ciudad (La Voz, nº 2449, 20 de mayo de 1926).

En su llegada a Cabra, Carandell programó una parada en la Estación de Trenes para conocer el yacimiento de Aragonito allí existente; tal y como publicó en 1919 en su "Nota acerca de la existencia de aragonito en los alrededores de Cabra (Córdoba)" en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Pero de esta tarea no se dice nada en la prensa local; por tanto, puede ser que fuera una fugaz visita o incluso no llegará a realizarse, con el objeto de descansar antes del Banquete Oficial dado por el Ayuntamiento de Cabra en el Instituto y posterior baile en el Círculo de la Amistad.

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