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La llama de la Fundación permanece viva desde entonces, y cargada de historia, pues han sido muchas las vicisitudes a lo largo de estos siglos: compra de la llamada "casa grande" a la condesa de Cabra, diversas ampliaciones del edificio, el primer presupuesto de 2.584 ducados (con los sueldos del rector, catedráticos, administrador, cocinero, refitolero, criados, médico, barbero, lavandera, boticario, raciones, etc.), la entrada de nuevos colegiales porcionistas (para que con sus raciones ayuden a los gastos del Colegio), etc., etc.
Las primeras enseñanzas lo son como Real Colegio, más tarde, 1777, como Real Colegio de Estudios Mayores (dependiendo de la Universidad de Granada), Colegio de Humanidades (dependiendo de la Universidad de Sevilla) y en 1847 (Isabel II) transformado el Colegio de Humanidades en Instituto. Su primer director: Rafael de Vargas y Alcalde, sobrino de D. Luis y director del Colegio de Humanidades. Actualmente, el tema educativo depende de la Junta de Andalucía.
Con la transformación en Instituto, el internado pasa a ser Colegio de internos (sobre 80 alumnos, aproximadamente), incluso el director del Instituto es el rector del Colegio. Vidas compartidas (Instituto-Colegio) hasta que desaparece en 1972 y la zona de dormitorios y anexos pasan a ampliar las aulas del Instituto.
Hoy, la Fundación, con su Museo, protege todo el patrimonio educativo histórico y desarrolla una actividad cultural plena como Instituto Histórico. El Museo cuenta con una Sala de Exposiciones Temporales y se ubica en el mismo el Museo de la Pasión. Con la construcción del Centro de Estudios Vargas y Alcalde (realización debida a la donación que hizo Manuel de Vargas y Alcalde, sobrino de D. Luis, a la Fundación) se protege el fondo bibliográfico antiguo, con publicaciones desde el siglo XVI, y todo el fondo documental, que recoge la actividad académica hasta la transformación del Colegio en Instituto. Asimismo, el Centro es un lugar para la investigación, contando con diversos puestos de trabajo.
Hasta finales del siglo XIX la financiación del Instituto corría a cargo de una subvención de la Fundación, que había ampliado sus bienes con los de las Escuelas de la Obra Pía, fundadas por D. Gil Alejandro de Vida Hidalgo. Era la posibilidad de que en Cabra existiese Instituto; solamente lo había en las capitales de provincia. Después, los bienes se verían afectados por la legislación desamortizadora, convirtiéndose sus inscripciones, con el tiempo, en un valor simbólico hasta su desaparición.
La Fundación cuenta con el legado Carandell, donado por su familia. Es importante, a nivel musical, la actividad que desarrolla el Coro de Cámara de la Fundación. Y como siempre hubo capilla en el Centro Educativo, actualmente está recuperada con el Oratorio de la Purísima, que acoge múltiples actividades.
Fundación e Instituto, Instituto y Fundación caminan juntos en sus objetivos educativos y culturales. Crecieron en el mismo edificio y en el mismo edificio construyen sus proyectos de futuro.
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