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Podemos leerlo en el número 298 de 23 de diciembre de 1917 en la sección Gacetillas: "A la hora de cerrar la edición, cae la tan ansiada lluvia, llenando de alegría a los labradores y al pueblo en general. !Dios quiera que la celestial gracia continúe!" decía el literal del texto publicado.
En los números precedentes de aquel 1917 también se habían realizado rogativas pidiendo a la Virgen de la Sierra por la lluvia y todo apunta a que los redactores de La Opinión capitaneados entonces por don Manuel Mora y Aguilar, sabrían dar las notas oportunas por el beneficio de la lluvia recibida. Algunos de los problemas de la España de entonces también tenían cierta similitud con los que son noticia cien años después, pero en esta ocasión, el tema de la sequía y la aparición de las lluvias los últimos días de diciembre, son las que queremos recoger hoy.
Cabe señalar que en 1917 España se encontraba en una etapa de sequía del tipo Ibérica como podemos leer en el trabajo del profesor Jorge Olcina Cantos del Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante publicado en la revista ERIA cuyo enlace adjuntamos. Las sequías ibéricas son "de carácter coyuntural, esto es, secuencia seca con una duración entre dos y cuatro años sin intervalo fijo de aparición que afecta a la práctica totalidad de tierras peninsulares e insulares, con escasa incidencia en la franja cantábrica". La precariedad de precipitaciones es una de las características que, como el insigne catedrático Ricardo Macías Picavea, nos lleva a decir que "son tan escasas las lluvias, hasta el punto de pasarse años enteros sin verlas".
Hoy, gracias al portal meteorológico de Cabra - Meteocabra - podemos conocer el desarrollo del tiempo en nuestra ciudad y, como en 1917, estamos también a punto de volver a ver caer la ansiada lluvia en nuestros campos.
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