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Al abrirse el curso 1917-1918 (hace ahora cien años), el nuevo catedrático de Historia Natural y Fisiología e Higiene del Instituto de Cabra, don Juan Carandell y Pericay, inicia su entusiasta tarea en este centro. La presencia en Cabra del catedrático Juan Carandell entre 1917 y 1927, fue crucial en la historia de este Centro. Confluyeron en él nuevas formas de enseñar las ciencias, así como un riguroso trabajo de investigación sobre nuestro entorno geográfico, geológico y humano. Entre los años 1917 y 1927, el catedrático don Juan Carandell dio un gran impulso al Museo, pero posteriormente la desidia y la penuria lo fueron deteriorando hasta que muy recientemente ha sido rehabilitado.
Este período andaluz de Carandell (desde 1917 a 1936) es de fructífera y frenética actividad viajera, investigadora, divulgadora, bibliográfica y educadora. En 1929 fue nombrado Académico Numerario de la Real Academia de Córdoba, miembro de la Real Academia Española de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, y uno de los geólogos más destacados en el XIV Congreso Geológico Internacional que se celebró en España en 1926. Fue autor, entre otras, de una excelente guía geológica de Córdoba, obra apreciadísima por los bibliófilos y que aún tiene vigencia a pesar del tiempo transcurrido.
Una de sus tareas en Cabra consistió en trabajar intensamente para que el Picacho de la Virgen de la Sierra de Cabra (Córdoba) fuera declarado Sitio Natural de Interés Nacional el 11 de junio de 1929. En la actualidad, se sentiría orgulloso de saber que la Sierra de Cabra sigue siendo un espacio protegido, pero como corazón del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, creado en 1988.
En octubre de 1917 propone el Sr. Carandell que se solicite la inscripción del Instituto en la Real Sociedad Española de Historia Natural y consigue que el Museo de Historia Natural alcance su mejor momento, deja de ser un lugar sólo de exposición y estudio, para ser además un lugar de investigación como hasta entonces no había sido.
Carandell logró reunir una importante colección Entomológica completa, tanto así que, en claustro celebrado el 26 de octubre de 1922 se presenta al director Sr.D. Manuel González Meneses una moción por los catedráticos, Sr. Gálvez y Sr. Carrilero, que dice:
" Los trabajos realizados en el Museo de Historia Natural de este centro docente por el catedrático D. Juan Carandell y Pericay y en especial los encaminados a reunir la colección completa de la fauna Entomológica propia de esta zona de la Península Ibérica, han sido coronados por el éxito más feliz gracias al cual puede admirarse en una de las salas de dicho Museo los más variados géneros de insectos que viven en esta región, algunos de los cuales en todas sus especies. Los beneficios que con ello alcanza la enseñanza de las Ciencias Naturales y Geográficas son grandísimas, pues nada facilita tanto el conocimiento de la fauna de una región como poder examinarla ordenadamente reunida en una sala, donde se pueden estudiar los géneros y especies que la constituyen y compararla ante la vista de cada uno de los ejemplares con las variedades que se presentan en otras regiones o zonas de la superficie terrestre. La labor realizada por el ilustre naturalista Sr. Carandell es penosa, difícil y digna por todos conceptos de incitar una honrosa emulación, pero no alcanza otro premio que la satisfacción personal del interesado y el orgullo que todos los que constituimos este claustro sentimos por contar entre nosotros con tan esclarecido y competente compañero y tan afanoso por la gloria científica de este Instituto, como lo demuestran las colecciones Geológicas, Geofísicas, Mineralógicas, Botánicas y Zoológicas del Museo de Historia Natural, lo que es causa por estimar los firmantes que los trabajos efectuados por este compañero merecen mayor galardón que el que significa aquella anterior satisfacción que todos por su labor sentimos".
Dado el carácter práctico de las asignaturas de Ciencias, el Sr. Carandell junto a otros profesores realizan gran número de excursiones con los alumnos internos y externos más juiciosos y aplicados, excursiones de las que se han ocupado los periódicos profesionales de la época. Hasta el momento los alumnos habían salido poco de excursión.
Los alumnos oficiales y libres que asistían a clases prácticas de Ciencias durante estos cursos daban la cantidad de 10 pesetas anuales (5 pesetas al iniciarse el curso y otras 5 en el mes de abril), para gastos de materia fungible teniendo en cuenta lo dispuesto en el artículo 62 de la vigente Ley de Instrucción Pública, y una pequeña cantidad de dinero para cubrir algunos gastos de las excursiones.
El gran interés por la Historia Natural y la forma tan especial de entender la enseñanza hizo que D. Juan Carandell y Pericay sea un modelo a seguir, publicó gran número de trabajos, de gran interés científico, muchos derivadas de sus excursiones, así en 1924 fueron solicitadas sus obras por el Decano del Colegio de Doctores y Licenciados en Letras y en Ciencias de Barcelona. Consiguió que parte del XIV Congreso Geológico Internacional de 1926 se celebrase en Cabra y engrandeció la colección de Historia Natural como todavía hoy podemos ver en el Museo AGUILAR Y ESLAVA.
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